Inicio 1ª División El fuego de los necios condena a La Unión Deportiva

El fuego de los necios condena a La Unión Deportiva

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captura_de_pantalla_2014-06-22_a_las_20_38_48Lo que ha ocurrido en El Insular es una desgracia para la Unión Deportiva y un magnífico ejemplo para el  el resto de las aficiones: así se destroza un sueño. A partir de ahora que se sigan riendo las gracias a esos grupos de seres incívicos, que están en los campos porque la gente del fútbol quiere. Son una lacra que siempre acaba apropiándose de la voluntad de los clubes, del logro que suponen las victorias y hasta del escudo del equipo. Estos personajes son culpables pero, clubes  aficiones y jugadores, son cómplices por permisividad y dejación de funciones.

Hay que sacarlos de los campos y cumplir la ley. La ley no se cumple porque les tienen miedo porque, de cuando en cuando, los necesitan y porque es más sencillo, sálvese el que pueda, mirar para otro lado. Es desgarrador, para el Córdoba un pase de gol, lo que esta banda de elementales ha hecho con su equipo, con su afición y con su ciudad. Lo malo es que, si el Córdoba no marca, estos desubicados se hubieran autoproclamado autores del ascenso y muchos hubieran aplaudido la gesta dando por bueno el espectáculo, como si  el equipo no hubiera sido capaz de aguantar la victoria, sin la ayuda de estos malvados “lazarillos”.

Es triste porque se mancha al fútbol. Hay quienes detestan este deporte pero el fútbol en sí mismo sólo es eso, deporte. Intrínsecamente bueno. Lo perverso está fuera. Un partido de fútbol sólo es un conjunto de elementos técnicos y de fuerza, mezclados con la habilidad, la improvisación, el acierto o el error y, todo, sujeto a la suerte en sus dos variantes, la buena y la mala. Esa mezcla genera un resultado y a partir de ahí viene el circo de la palabra y de los gestos. Las interpretaciones, la sublimación de las pasiones, el sentimiento colectivo, la identificación con los colores, el marketing, la proyección mediática, la violencia,… muchas de estas cosas pasan a través del fútbol pero nada tienen que ver con el fútbol. El fútbol es un sujeto paciente, como el niño virtuoso al que se explota de plaza en plaza o de plató en plató.

Cuando hablamos del fútbol como algo nocivo, en realidad debemos hablar de los vicios de quienes lo utilizan para fines torcidos. El fútbol es una estructura sólida, de paredes permeables, y capaz de transmitir sucesos, imágenes o noticias a la velocidad de la luz. Esa virtud hace de él un fenómeno social que unos pretenden manejar como herramienta de poder y con el que se quieren lucrar otros, pero el fútbol, el que se juega con un balón, eso es otra cosa. No tiene nada que ver con eso que representan los destripadores de sueños que derramaron el vaso de las ilusiones de una ciudad como Las Palmas  que ama profundamente el alma limpia de la pelota. El fútbol no se lo ha quitado pero el fútbol, como siempre, se lo devolverá.