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La táctica vence al físico

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Rudy NavarroRodrigo de la Torre.– A lo largo de la presente temporada se han visto dos estilos de juego totalmente diferentes, aunque iguales de efectivos:

–           Por un lado estaba el del Real Madrid, muy físico, usando el contraataque como su principal arma y en el aspecto defensivo realizando constantes dos contra uno para robar el balón y salir a sprint a la canasta rival anotando dos puntos rápidos.

–          En el otro el del F.C. Barcelona, basado en los fundamentos básicos del baloncesto; moviendo el balón de un lado a otro, usando mucho a los pívots, algo muy importante pero que con el tiempo se ha perdido debido a la inexplicable atracción que conlleva la línea de tres puntos, y no forzar ningún tiro, sino, buscar el lanzamiento en solitario.

Desde el diecinueve de junio hasta el pasado jueves estos dos estilos se han enfrentado en una dura serie que se cerró en cuatro partidos con la victoria culé, proclamándose campeones de la Liga Endesa. Pero antes vamos a analizar otro factor determinante como lo fue el público.

En un día decisivo como el de ayer nadie quería perderse a su equipo, era la final contra el principal enemigo y todos querían dar ese empujón que siempre da el jugar con el apoyo del público. 7537 espectadores hubo en el Palau el veintiséis de junio, esto significa que se vendieron hasta localidades con visibilidad reducida, demostrando así el compromiso que tenían. Un ruido ensordecedor de ánimos, cuando atacaba el barça, y de pitidos, cuando lo hacía el Madrid, estuvo presente en todo momento en un partido en el que en algunos momentos fue difícil escuchar los pitidos arbitrales. Por un momento, solo por un momento, imagínense la escena en la que Lampe metió el triple que casi daba el título al Barcelona, todos los culés presentes provocaron tal ruido que cualquier sonómetro hubiera explotado. Muchas veces, aunque parezca que no es algo muy importante, un estadio al completo puede provocar un daño psicológico al rival del que no pueda recuperarse en todo el partido

Volvamos a lo que es lo que ocurrió dentro de la cancha; en esta final se enfrentaron por tercer año consecutivo los dos estilos de baloncesto. Cada equipo llevaba una victoria por lo que este sería el año del desempate. Ambos equipo exhibieron su mejor juego desde el principio, pero al final uno siempre tiene que estar por encima del otro. Esta vez fue el del Barcelona, el conjunto culé aprovechó los dos contra uno que realizaba el Real Madrid para encontrar al jugador abierto y completamente solo, lo que significa que en el 70% de los casos eso daría lugar a otra canasta. También, los catalanes supieron frenar la principal arma blanca, el contraataque; haciendo faltas en medio campo o exprimiendo su físico y llegando a defenderlo, la cuestión era frenarlo. Y finalmente, supieron respetar las decisiones arbitrales, algo que el conjunto blanco no supo hacer y que le supuso varias técnicas y la expulsión de su entrenador Pablo Laso.

Puede ser que estemos volviendo al baloncesto clásico del movimiento constante del balón, con tiros abiertos y con los pívots como principal arma de ataque. O no, ya muchos equipos han imitado el juego del Real Madrid en esta temporada. Estos estilos de juego van a enfrentarse durante los próximos años; sin embargo, el baloncesto clásico cuenta con algo que el moderno no, sabe pararlo.