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Un muro infranqueable

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NeuerOPINIÓN. Manuel Neuer se ha convertido en el hombre clave de la Alemania que corre alborotada hacia una nueva semifinal mundialista. Su sobriedad, caída a golpes y rota en mil pedazos tras su exhibición como líbero en Octavos de Final, volvió a escena para el choque ante Francia.

Cuatro paradas escalonadas y de mérito marcaba su contador personal cuando Karim Benzema, con un diez grande y temido a la espalda, chutó al borde del final para igualar la contienda desnivelada por Mats Hummels. Fue un disparo furtivo, inyectado en sangre y afilado; dirigido con potencia al cielo de la meta alemana. En directo la ocasión pareció rechazada por el larguero.

Sin embargo, no fue el blanco travesaño el encargado de repeler el cuero a bocajarro, sino algo más contundente: la manopla de Neuer. La acción repetida permitió apreciar la extremidad del portero alemán reconvertida en nada menos que la mano dorada y metalizada del mismísimo Jaime Lannister en acción. Fue un gesto definitorio, propio de un Matarreyes.

La contundente parada tumbó a la única punta de lanza temible en Maracaná de las puestas en liza por Didier Deschamps. Hasta ese momento Benzema había asumido la responsabilidad que su cargo llevaba innata. La zamarra gala con el número ‘10’ no acepta medias tintas, está pensada para los grandes. Karim lo es, y sólo cedió su cetro real tras ese último intento desesperado y certero.

Entendió entonces Alemania las posibilidades de la generación aupada por Klinsmann y consolidada bajo el mando de Löw. En los partidos que esconden bajo las pomposas alfombras de Palacio trampas secretas, a los alemanes un sentido innato del peligro les hace saltar justo a tiempo. A veces gracias a acciones ofensivas brillantes –Müller y su voracidad, Hummels y su artillería aérea-, otras mediante paradas in extremis bajo la línea de gol.

Sin esas armas de epopeya no hay generación que alcance la gloria. La Alemania de 2014, que se ha aupado ya hasta la cota de éxito de sus predecesores, parece contar con los recursos maravillosos indicados. La cuarta victoria teutona no queda tan lejos; quizás, este año sí. Manuel Neuer guarda una de las llaves maestras.