Daniel Mata.- Llegó Luis Suárez a Barcelona. Más mordiente para el equipo de Luis Enrique, como rezaba algún medio culé. Prometió, como Juan Carlos I tras Botsuana, que no volverá a repetirse (la dentellada). Lo que es seguro es que el Barça tendrá uno de los ataque con más hambre (valga la licencia) del mundo. Messi, Neymar y Suarez.
Al reto de Luis Enrique de mejorar (no parece difícil) el balance de la temporada pasada se suma el de saber gestionar un vestuario repleto de egos, en el que cada figura buscará llevarse la gloria individual. Sin tres referentes como Xavi, Puyol y Valdés el desafío se torna complicado. Pero no imposible, para muestra un botón, la BBC de la capital de España, con unos resultados óptimos. La décima orejona lo atestigua.
El Barça también puede. Pero hay que recordar que no tan lejos quedan aquellos «cuatro fantásticos», formados por Eto’o, Henry, Messi y Ronaldinho, cuyo vestuario acabó como los pasillos del Corte Inglés en estas fechas, desmantelado. En Barcelona deberán andarse con pies de plomo si no quieren repetir el descalabro futbolístico de la pasada campaña. Veremos
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