El Valencia cayó derrotado en Old Trafford frente al Manchester United. Fellaini colocó el definitivo 2-1 aprovechando un error garrafal de Diegos Alves. Antes, fueron Fletcher y Rodrigo los que hicieron los tantos de sus equipos.
Era la prueba de fuego. Nuno alineaba a sus once elegidos para enfrentarse a un conjunto de una gran entidad. El Manchester United de Van Gaal no es el mismo de aquellos años de sucesivas finales europeas. Sin embargo, Mata, Ander Herrera y Fletcher se bastaron ellos solos para amasar la pelota. Los diablos rojos atacaban con paciencia –sin demasiado peligro–. Sí asustaban los contraataques valencianistas, encabezados por Rodrigo y apoyados por Feghouli y Alcacer. 
Durante los primeros 45 minutos, el Valencia se vio encerrado en su campo. Una noticia buena para los valencianistas, el equipo se mostró muy serio en esas lides. Necesario Javi Fuego. Ayuda a los centrales y facilita la transición defensiva. Vezo y Otamendi actuaron fríamente, con apenas fallos y obligando a los ingleses a lanzar centros incómodos. En uno de esos balones, Rooney se tiraba a la piscina en la disputa por el balón y el árbitro se inventaba el penalti. La justicia del fútbol hizo que la pelota se estrellara en la madera.
Fletcher abrió el marcador nada más volver de los vestuarios. Nadie lo cubría en la frontal del área cuando un centro le caía rebotado en los pies. Un segundo rechace confundió a Alves. Mala fortuna. Pero merecido gol para quien lo había buscado con más ahínco. El partido se igualó, el Valencia presionaba más y los jugadores mancunianos comenzaron a fallar. Los cambios terminaron por igualar tanto el partido que el Valencia se transformó en el jefe de la bola. Con una diferencia. Los ches, con Rodrigo, Gayà, Piatti y De Paul a la cabeza, no entienden de medias tintas. Atacaban con verticalidad, destrozando la banda izquierda.
Fue Rodrigo el mejor valencianista. Por el gol, que lo consiguió tras un fallo defensivo en un centro al área; por las galopadas de la primera parte; por su exhibición de fuerza tanto en el remate con la cabeza como con el pie –Chicharito le sacó dos goles debajo de la línea–. Unos centímetros le faltaron para agarrar un rechace con el que marcar su segundo gol.
Al final, el resultado es lo de menos. El Valencia mostró dos caras: una en la primera mitad y otra en la segunda. Mejoró defensivamente. Muchísimo. Y contra un equipo de gran entidad y altas pretensiones. Sin embargo, le falta mucho rodaje para competir contra la élite europea.
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