Treinta minutos le hicieron falta al Atlético de Madrid para obtener su primera victoria liguera de la temporada. La víctima fue el Eibar que, pese a realizar una grandísima segunda parte, vio cómo se impusieron los colchoneros gracias a dos balones aéreos en los primeros treinta minutos. De nada sirvió el golazo que hizo Abraham para los eibarreses.
La primera parte lo dejó todo sentenciado. Dos balones colgados, de esos que gustan a los delanteros de las filas rojiblancas, sirvieron a los del Cholo, o el Mono Burgos en este caso, para encarrilar el encuentro. Miranda colocaba el primero con un testarazo en el primer palo ante el que nada pudo hacer Irureta. Más tarde sería Mandzukic el encargado de batir la portería de los vascos con otro remate de cabeza que parecía anuncia un atracón rojiblanco como homenaje a la Liga entregada hoy a los del Manzanares. Nada más lejos de la realidad.
Respondían desde las vascongadas con un chicharrazo para calmar los ánimos. Taconazo de Arruabarrena para Abraham que la ponía con el interior en la mismísima escuadra de la meta de Moyá. Dos a uno y el partido a túnel de vestuarios con visos de una segunda parte emocionante que nunca llegó.
Juego trabado y poco fútbol disfrutaron durante los últimos 45 minutos los aficionados que acudieron al Vicente Calderón. Tanto replegó el Atlético que poco a poco el Eibar fue adueñándose del ritmo del partido. El entramado defensivo colchonero aguantaba estoico las embestidas de los eibarreses que lo intentaban con más corazón que acierto. Pasaron los minutos y los rojiblancos trataban de dormir un partido que se les escapaba de las manos. Suerte para ellos que Ángel fallase la que tuvo, solo frente a Moyá, cuando restaban pocos minutos para el final del choque.
El Atlético es un equipo que ha demostrado en muchas ocasiones, tal vez demasiadas, que sabe sufrir. Hoy fue otro de esos días.
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