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Florentino tiende puentes

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florentinoFlorentino compareció para suturar la herida que Cristiano abrió, solo con una insinuación orientada. Primero fue Ramos y después el presidente. Para no ocurrir nada, han sido dos referencias muy tajantes, dos cruces muy oportunos y dos mensajes de la mayor jerarquía. Eso sí, con munición conciliadora. Solo hace falta que Cristiano no insista en el tema, para que las palabras se las lleve el viento y aquí, efectivamente, no haya pasado nada.

Lo cierto es que, ante el vertiginoso final de pretemporada y el agrio comienzo de Liga, alguien tenía que decir algo para que al madridismo no se le abriera la tierra debajo de los pies. Había desconcierto,  un amago de duda razonable y un malestar indisimulado de quienes, como CR7, no acaban de entender la ecuación de entradas y salidas.

Florentino ha hecho bien. Podrá haber convencido o no, pero el silencio pesaba como el plomo. Dar la cara para responder no es mala fórmula cuando el malestar es evidente. Habrá acertado para unos y habrá errado para otros en sus manifestaciones, pero el madridismo necesitaba una voz que pusiera, o lo intentara, un poco de luz a las maniobras orquestales en la oscuridad.

Los despachos están muy lejos de la calle y cuando se viene de un final de campeonato en subida, la mínima bajada marea. De momento Florentino ha hecho lo único que podía hacer para frenar la rabia, el desconcierto y el miedo a una vuelta al pasado: decir lo que el madridismo quería oír y tender un puente a Cristiano. Hecho está.