Inicio Polideportivo Ciclismo Alberto Contador: luces y sombras del campeón español

Alberto Contador: luces y sombras del campeón español

Compartir

Alberto ContadorEn cada una de las etapas de la Vuelta a España de este año 2014, la multitud se congregó antes de la salida de la carrera en torno al modernísimo autobús del equipo Tinkoff-Saxo. Todos los días se repitió la misma escena: niños, jóvenes y adultos esperando la aparición del ciclista Alberto Contador.

Y su cuerpo menudo, tras bajar las escaleras, desapareció siempre entre la nube de aficionados arremolinada en torno a su figura. Nunca borró de su cara la sonrisa, inmensa y marcada, ni desatendió las peticiones de fotografías y autógrafos. A su lado, incluso los compañeros de equipo parecían actores secundarios o mero attrezzo dispuesto por la organización. La expectación que el ciclista madrileño genera, llegados a 2014, es comparable a la de estrellas del fútbol. En el mundo del ciclismo aún se duda si ello es del todo bueno. Hay razones para hacerlo.

A priori, la atracción de público que Contador genera hacia un deporte en horas bajas debería ser siempre positiva. El problema, sin embargo, radica en la percepción que del ciclismo puede pasar a tener el gran público en general y la percepción que los nuevos aficionados tienen sobre el Pinteño en particular. Para muchos, la figura de Contador proyecta un halo de sombra proporcional a la luz a la que está expuesto por parte de medios de comunicación y fans.

La historia del Alberto Contador invitó desde el comienzo a fijarse en él. A su estilo característico a la hora de correr, a su valentía y osadía en carrera, así como a su innegable talento, vino a sumarse el ejemplo de superación tras la temprana enfermedad que padeció y su pronta y feliz recuperación. El español, que coincidió en cuanto a generación con una de las más brillantes del deporte nacional, no tardó en sumarse a la senda ganadora.

Alberto ContadorDesde su primera victoria en una gran vuelta de tres semanas (Tour de Francia 2007) se convirtió en el gran adalid del ciclismo español. Su luna de miel con el éxito no había hecho más que comenzar, y un sólo año después dobló su apuesta para hacer un doblete en las ediciones del Giro de Italia y Vuelta a España de 2008. Los éxitos deportivos desde entonces siempre fueron la gran baza de su ascenso a los altares; por contra, los nombres que le acompañaron y rodearon en ese ascenso fulgurante serán siempre sus cicatrices.

El punto y aparte se produjo el 30 de septiembre de 2010, cuando la Unión Ciclista Internacional (UCI) comunicó que Contador había dado positivo por clembuterol en un control antidopaje realizado durante la disputa del Tour de Francia de ese año. Desde entonces, lo que hasta ese momento habían sido sospechas veladas sobre su anterior implicación en la Operación Puerto (por las siglas A.C.) pasaron a convertirse en dudas evidentes sobre su carrera. Su relación histórica con equipos y personajes oscurísimos dentro del mundo del ciclismo (Lance Armstrong, Johan Bruyneel, Manolo Saiz, Bjarne Riis, Liberty Seguros, Discovery Channel, Astana,…) terminó de construir el entramado de sombras inseparable de su figura en adelante para muchos.

Tras cumplir la sanción impuesta por dopaje, el héroe –caído para muchos- del ciclismo español no pudo volver a demostrar el nivel de los años anteriores fuera de nuestras fronteras. Ganó la Vuelta de 2012 para redimirse, finalizó en cuarta posición en el Tour de 2013, y se vio obligado a abandonar por caída este verano en el Tour de 2014.

En teoría, su momento de forma le habría hecho pelear por un nuevo pódium en la ronda francesa, pero el abandono dio al traste con su temporada hasta el anuncio de su recuperación en tiempo récord. A pesar de anunciar en varias ocasiones lo imposible de participar en la Vuelta a España, el madrileño finalmente acudió a la salida de Jerez de la Frontera. Afirmó no estar en condiciones óptimas toda vez que su pierna aún andaba renqueante tras la “fractura de la meseta tibial”, como anunció la Clínica CEMTRO en la que fue tratado. Veintiún días de alta competición después, Alberto Contador se enfundó el maillot rojo de ganador de la Vuelta 2014.

Sus admiradores nunca habían coreado su nombre tan fuerte. Las voces críticas tampoco lo habían sido nunca tanto. El problema de credibilidad de Contador no es ya consigo mismo sino con el ciclismo en particular y con el deporte de élite en general. En un contexto tan gastado y hastiado como es el que rodea al ciclismo después de las terribles décadas de los ’90 y ’00, ya no queda lugar para las recuperaciones milagrosas o para las gestas inimaginables.

Lo que antes se denominaba exhibición sin paliativos ahora siempre viene acompañada de un fruncir de ceño. Contador, que sigue manteniendo el talento con el que destacó en el panorama internacional en 2003, difícilmente podrá deshacerse de las sospechas que generará. Los focos mediáticos seguirán enfocándolo con justicia, pero la sombra a sus espaldas tampoco quedará atrás. Es el precio a pagar.

* Imágenes: tinkoffsaxo.com