Yo no diría muy alto que el Villarreal, y encima en El Madrigal, no es un adversario de enjundia, pero sí que es cierto que al Barcelona de Luis Enrique todavía hay que evaluarlo batiéndose ante contrincantes llamados a discutirle los títulos, llámense Real Madrid, Atlético o París Saint Germain. No obstante, sigue el cuadro del asturiano desprendiendo síntomas maduros, de equipo robusto que trabaja, y mucho, durante la semana y que luce extremadamente más compacto de lo que se antojaría de un conjunto que estrena entrenador, y con 11 futbolistas (contando a Munir, Sandro y Samper) recién aterrizados a un vestuario con urgencias deportivas tras la decepcionante campaña anterior.
Con Leo Messi de vuelta, otros nombres propios ensalzan al líder en este arranque de competición. ¡Qué diferencia de sensaciones despierta Ivan Rakitic en comparación con Cesc Fábregas! Con igual calidad futbolística (Cesc está brillando en el Chelsea), el croata ya ha hecho más en un mes que el catalán en 3 temporadas. Intensidad, sencillez en su juego, entendimiento con los compañeros, sacrificio, inteligencia táctica, gol… Todas estas características se le presumían al de Arenys de Mar pero las lució a cuentagotas, colmando la paciencia del graderío, a veces injusto con él, todo sea dicho. Sin embargo, el nuevo 4 azulgrana ha conectado con el aficionado desde el día que estampó su firma en el contrato. Indiscutible para Lucho, es exactamente lo que necesitaba el centro del campo barcelonista. Un todoterreno disciplinado, con músculo y con gol. Una joya.
Pero es que la irrupción de Samper es otra bendición. Un calco de Busquets en sus inicios. Preciso en el pase corto, sin apenas conducción para dar velocidad al juego, concentrado, intenso en el corte e inteligente. De tener a Alex Song a tener a Sergi Samper, a pesar de sus 20 años, hay un mundo. Ahora sí que hay una opción segura para la posición de mediocentro, permitiendo dosificar a Busquets si así se considera, algo que a buen seguro el de Sabadell agradecerá. El año pasado acabó fundido y alejado de su mejor versión.
A la espera del ansiado debut en Liga de Luis Suárez, qué decir del papelón que están desarrollando Sandro y Munir. Distintos, otorgan aire fresco y versatilidad de recursos al engranaje ofensivo culé, además de un hambre voraz por afianzarse y aprovechar la oportunidad que un valiente como Luis Enrique les brinda. ¡Quién lo iba a pensar viendo el inmovilismo del Tata Martino ante los contratiempos que se presentaron la campaña pasada! El banquillo azulgrana necesita a alguien que entienda y conozca La Masía. Así de simple.
En defensa, también se está a la espera de otro gran jugador como es el belga Vermaelen, que si las lesiones le respetan, dará mucho que hablar. Mientras tanto, Piqué es suplente. El que fuera otrora indiscutible en la retaguardia va a volver a tener que pelear como un juvenil para ser noticia. La pareja Mascherano-Mathieu se afianza, y aún queda Bartra. Competencia, lo que al viejo Barça le faltaba. Un abanico de posibilidades que realmente sofoque el calor de una larga y asfixiante temporada. Y en la portería, más de lo mismo, dos excelentes guardametas que ya han tenido minutos y han otorgado seguridad al equipo. Fallarán, porque los porteros lo hacen, pero nadie se acuerda ya, y estamos en la cuarta jornada, de una leyenda como Víctor Valdés.
El equipo funciona. Xavi es suplente y aún faltan Luis Suárez y Vermaelen. Al fin un repertorio a la altura de los retos de una apasionante temporada.
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