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Con los pies en la tierra

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La Real Sociedad cortó de raíz la buena racha del Valencia. No sólo eso, sino que consiguió desarbolar el buen juego che con una presión asfixiante que borró del campo a los mejores hombres de Nuno. Carles Gil abrió el marcador en la que sería prácticamente la única ocasión clara de su equipo. Canales empató antes del descanso. Un jarro de agua fría para el Valencianismo.

El Valencia se acercó al área una vez en toda la primera mitad. Y marcó. Es cosa de equipo grande eso de recoger los frutos mientras es otro el que planta. Rodrigo centró un balón al segundo palo. Alcácer le ganó la espalda a Elustondo. Inteligentemente, sabiendo que no tenía suficiente ventaja para el remate, cedió el balón con la cabeza para la llegada de Carles Gil, que fusiló la meta local. La Real Sociedad mostró una cara aseada. Con más ímpetu que en partidos pasados. Fueron los vascos quienes controlaron el balón y tuvieron las ocasiones. Con los empeños de Vela y Canales por banda y los tiros de Agirretxe. Por desgracia, se encontraron con un iluminado Alves que paró todo de todas las maneras: volando, bloqueando, saliendo del área, etc.

El equipo de Joseba Arrasate puso al mal tiempo buena cara y continuó intentándolo. Los avisos no cesaron y el Valencia se contentaba con defenderse. Con André Y Parejo anulados por la presión vasca, el Valencia tuvo que atacar con balones en largo. Ahí, Alcácer no triunfa. Pasada la media hora de juego, Gayà sacaba la pelota bajo los palos cuando toda Anoeta cantaba el gol. No hay manera, debían de pensar. En la misma jugada, Canales centró al área chica y nadie tocó la pelota que se acabó metiendo en la portería ella sola.  Irónico que el gol llegara de un balón que no era ni un tiro cuando la Real había disfrutado de grandes ocasiones.

Nuno confiaba en su equipo, sabía que podía hacer mucho más, así que movió ficha: sacó a Filipe Augusto por André y a Carles Gil por Feghouli. Mayor potencia física en el eje para librar a Parejo de toda labor defensiva. Nuno buscaba un punto de unión entre los atacantes y los creadores. No funcionó. Parejo necesitaba bajar demasiado para sacar la pelota jugada. Situación que separaba al equipo en dos mitades muy alejadas.

Con el paso de los minutos, el cansancio tomaba más protagonismo. El esfuerzo físico hizo mella en el control txuri-urdin, las piernas les pesaban y el Valencia tomó algo de aliento y disfrutó del balón. En un último intento, ambos equipos pudieron haberse llevado el gato al agua. Pero entre los porteros y Mustafi y De la Bella, que sacaron sendos balones bajo palos, mantuvieron el marcador en empate a uno.

Corta así el Valencia su buena racha en un partido en el que mostró muchas deficiencias a la hora de encarar partidos de alto calibre físico. Acierto, por otra parte, de Arrasate, que plantó un centro del campo poblado donde Zurutuza fue una sombra para André y compañía. La Real Sociedad mostró mejores sensaciones que en partidos anteriores y mereció, por número de ocasiones, una mayor recompensa.