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Cuando un cambio no es una traición

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1412093499_636751_1412109497_album_grandeDesde que en el año 2008 Pep Guardiola emprendiera su aventura al frente del F. C. Barcelona, el dibujo táctico del cuadro azulgrana ha permanecido inalterable y reconocible a pesar del paso del tiempo y de las competiciones. El éxito fraguó tal reconocimiento. Osar variarlo en pos de otros fines sonaba a estulticia propia de entrenadores de otra época.

Sin embargo, el inexorable entendimiento del engranaje culé por parte de los rivales ha llevado a algunos entrenadores blaugranas a plantearse, en los últimos años, modos de reciclarse, es decir, la búsqueda de caminos que garanticen la supervivencia a través de un estilo. Al menos en la teoría, desde las explicaciones dadas desde las salas de prensa, porque en la práctica, lo que vemos cada miércoles-domingo es sencillamente el mismo esquema que se presentó en París ante el Arsenal en la final de la Champions del año 2006.

Tito Vilanova ni se lo planteó, al contrario que el Tata Martino y un Luis Enrique valiente y sin grilletes en su primera comparecencia ante los medios como primer responsable del equipo allá por el mes de mayo. Los futbolistas marcarán el sistema. Tiene sentido. Asoma contradictorio un enfoque sin tres delanteros vista la plantilla actual. No obstante, aquí la cuestión: ¿Es siempre el más adecuado? ¿Se puede modificar ante según qué rivales? En este fútbol moderno que transcurre y evoluciona vertiginosamente ningún axioma deportivo proporciona el éxito rotundo.

Sin jugar mal ante mis ojos, y con una actitud más positiva que complaciente, el martes los de Luis Enrique se vieron desbordados sin paliativos desde la pizarra sobre el césped del Parque de los Príncipes. Una presión mal ejecutada provocó una grave descompensación de las líneas azulgranas que la calidad francesa supo aprovechar. Teniendo en cuenta que este nuevo Barça precisa todavía de tiempo de aclimatación y rodaje táctico, ¿no hubiera venido a cuenta fortalecer la idea de equipo con un sistema más clásico y robusto (4-4-2) ante un rival de altísima calidad? Luis Enrique no se casó con ninguna idea táctica cuando llegó, pero parece que nadie se atreve a dar el paso de variar un esquema que desde hace ya tres años no siempre da buenos resultados.

Alguien debería hacer ver al staff técnico del club que cambiar el dibujo táctico en función de las circunstancias del momento no es ninguna afrenta al ideario barcelonista. Ningún culé estigmatizaría a quien lo hiciese, ni se hablaría de sacrilegio. No hubiera visto un Barça menos ofensivo con Messi y Neymar de puntas con libertad, y una media compuesta por Busquets, Rakitic en el centro, con Iniesta y Pedro en bandas pero más retrasados dejando espacio para la subida de los laterales. Una idea más compacta de equipo pero con igual calidad.

Es delicado jugar a entrenadores y no es mi intención, pero a pesar de las numerosas y buenas incorporaciones y del nuevo e ilusionante método de trabajo y criterio deportivo de Luis Enrique y los suyos, no deja de ser llamativa la similitud táctica de este Barça con sus predecesores. Aquellos que se han estrellado tres temporadas seguidas en Champions y se han visto superados por sus rivales domésticos más a menudo de lo que todos los barcelonistas sin duda desearían.