Inicio Opinión Desiree Amaro Jugar con el miedo o jugar con los sueños

Jugar con el miedo o jugar con los sueños

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DudaEl fútbol es emoción, el vestuario es un espacio absolutamente emocional, pero dentro cuesta hablar de emociones, por otro lado no se da la importancia que tiene al aprendizaje de su gestión dentro de un equipo. Victorias, derrotas, ilusiones, expectativas, rabia, ansiedad, miedo…, una mezcla habitual de situaciones y no todas son positivas ya que una de las emociones más básicas y que más puede limitar la eficacia de un equipo es el MIEDO.

La confianza nos sube a las alturas, ganar  un partido, tener una posición cómoda en la tabla o que cuenten contigo para jugar todos los partidos es lo deseable, pero cuando esto no se da el miedo entra por la puerta. Y todas las personas tenemos miedos, pero hablar de ello en un vestuario es tabú. Ahora bien, no hablar de algo no lo elimina, sino que por el contrario puede agravar una situación y que contamine al resto del equipo.

El miedo es una emoción básica y necesaria, nos advierte de un peligro. El miedo puede ser positivo si ayuda a equilibrar los comportamientos y tiene una base evolutiva, es decir, gracias al miedo crecemos y nos superamos. Un ejemplo es el temor a no estar en el once inicial, este miedo a perder el puesto te ayuda a no relajarte, a mantener el compromiso y renueva cada semana el esfuerzo.

Pero existe otro miedo denominado tóxico que tiene un alto precio para las personas y para los equipos, una sensación continua en el tiempo de temor, ansiedad y estrés que puede ser muy destructiva, ya que además de frenar el talento de las personas de un equipo puede llegar incluso a anegar su futuro.

Algunos entrenadores o directivos piensan que introducir el miedo es una buena estrategia para mantener la tensión y los resultados, pero jugar con el miedo pasa factura, porque cuando sentimos miedo los impulsos eléctricos de las neuronas se retrasan y se bloquean y esto afecta a las decisiones que se toman e incluso afecta a los movimientos del cuerpo.

Jugar con miedo mata el talento, la creatividad, la pasión, la ilusión y el crecimiento en general de un equipo. Quien juega o entrena con miedo a que lo echen, está orientado a los demás, a lo externo, lo que hace que al final no se centre en lo importante, es decir, en el juego.

Jugar con confianza, es decir, mantener una emocionalidad positiva en el vestuario, facilita que a nivel neurológico se procese más información, lo que ayuda a la coordinación e interacción entre los jugadores, produciendo sinergias positivas.

Actuar con pasión nos motiva a conseguir un fin, actuar con miedo solo nos moviliza para evitar una amenaza o un peligro, y nosotros hemos de decidir si jugar con miedo o jugar por un sueño, es cuestión de decidir dónde queremos poner el foco, qué queremos que suceda.

El miedo también es una lucha contra la incertidumbre que se pone en juego cada partido, es una batalla donde hay lucha y pasión, donde cada semana nuestro equipo nos proporciona su mejor versión sobre el verde, pura emoción.