La Selección Española ha perdido el primer partido de una fase de clasificación de los últimos 36, Eslovaquia 2 España 1. La anterior derrota fue en 2006, en un encuentro para disputar la Eurocopa de 2008. Eurocopa donde comenzó la mejor etapa del fútbol español. Por aquel entonces nadie podría pensar que La Roja iba a tener el derecho de presumir ser tres veces campeona de Europa y una del Mundo. Derecho que nadie le va a arrebatar.
Sin embargo, en el deporte los logros se olvidan en cuando aparece un susto. Una derrota. La traumática eliminación en la fase de grupos del Mundial de Brasil aún no se ha desprendido de la retina de los españoles. Parece que cuando juegan los clubes nadie se acuerda de la Selección, pero en cuanto aparece ‘La Roja’ en las pantallas vuelven las tinieblas. A la mínima se deja de apoyar al equipo nacional. Eso sí, en cuanto consiguen pasar de cuartos de final los balcones y las calles se atestan de banderitas y demás artículos baratos.
La selección de fútbol de un país no puede ser la terapia de una sociedad cansada. El deporte trae alegrías y decepciones, pero solo debería ser un juego donde se enseñan valores a los niños y se dan alegrías a los más mayores.
Los cambios en el conjunto de Vicente del Bosque han de continuar. La portería, tan cuestionada por la mala actuación de Iker Casillas en el primer gol de Eslovaquia, puede tener otro guardián, David de Gea. Diego Costa es el otro gran señalado, el delantero hispano brasileño no encaja en el juego de toque de la selección. Paco Alcácer, delantero del Valencia, salió de suplente y marcó ante Eslovaquia. Un golpe en la mesa del jugador que hará que pensar al seleccionador.
Mientras llegue el cambio España seguirá jugando y los españoles juzgando. Un deporte que gusta tanto como el fútbol.
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