La Champions siempre forma revuelo, durante todo el día de partido los aficionados del Liverpool abarrotaron con banderas y bufandas rojas el centro de Madrid preparándose para el partido que acontecía. Siempre se nota esa magia en el ambiente cuando en las horas previas a la entonación de ese himno que nadie sabe la letra pero todo vociferan a los cuatro vientos. El Real Madrid quería seguir prolongando ese estado dulce que le acompaña desde hace tiempo provocando que ningún rival pueda con ellos.
El once de los blancos no sorprendió a nadie, se especulaba con la posible titularidad de Bale pero el galés vivió el inicio del partido desde el banquillo y salió en la segunda mitad. Visto lo visto y espero que no sea mucho atrevimiento por parte de un servidor me atrevo a bautizar a Isco como el ‘Michelangelo’ del fútbol, siguió a lo suyo, liderando las obras maestras del equipo con cada toque. Además Cristiano salió con la motivación por las nubes ante la posibilidad de superar a Raúl como goleador de la Champions, aunque se le vio demasiado impaciente en varios tramos del partido por conseguir ese gol.
El que si sorprendió con la alineación fue Brendan Rodgers dejando en el banquillo a varios de sus jugadores más peligrosos como Gerrard o Sterling. Durante la primera parte estuvieron más pendientes de contener al Real Madrid antes que de intentar conseguir marcar. En los ataques madridistas se veía hasta cinco jugadores en la línea de defensa ‘red’. Los blancos llevaron la batuta del ataque intentándolo de todas las formas posibles. Cristiano tuvo varias ocasiones para abrir el marcador y superar el registro pero 
fue Benzema el que conseguiría el primer gol del equipo. Pared elaborada entre Isco y Marcelo para que el lateral brasileño metiera el balón fuerte por abajo al segundo palo para que empujara el francés. Costó abrir la lata pero el gol ya era un hecho y permitió calmar las prisas durante el resto del tiempo hasta el descanso.
En la segunda mitad los problemas seguían siendo los mismos para el Liverpool, Rodgers empezó a mover el banquillo y dio entrada a Sterling, Gerrard y Coutinho para dar más pólvora al equipo e intentar buscar el empate. El Real Madrid se simplificó en la ansiedad de Cristiano por marcar un gol que nunca llegó, superar los goles de Raúl tendrá que esperar para la próxima ocasión. Los blancos llegaban sin problemas al campo rival pero era muy difícil perforar la maraña defensiva y si lo hacían era sin peligro para Mignolet.
Victoria corta pero suficiente que mete a los blancos en octavos de final de la Champions League.
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