El Santiago Bernabéu acogía un derbi, sin la emoción que despierta el Atlético de Madrid pero con la rivalidad que despierta enfrentarse a tu vecino. Cristiano animó el ambiente ofreciendo la Bota de Oro a sus aficionados, algo rápido porque de inmediato había que ponerse el mono de trabajo. Además el público estaba esperando para abroncar a Paco Jémez tras sus declaraciones sobre la situación de Zidane, la memoria es larga en este deporte.
Ancelotti, a pesar de la vuelta de Bale al once y la salida de Isco, siguió apostando por el 4-4-2 con Benzema y Cristiano arriba. El dominio del balón era blanco pero las líneas del Rayo impedían las transiciones rápidas. Aún así el Real Madrid se adelantó pronto en el marcador, antes de los diez minutos Cristiano se asoció con Kross haciendo una pared en el área rival y el alemán levantó la cabeza y metió el pase de la muerte para la entrada de Bale al segundo palo. Lo más difícil estaba hecho pero el paso de los minutos no benefició el juego local, los de Ancelotti se partieron en dos gracias a la valentía del Rayo que se atrevía a tocar y a elaborar jugadas. Es cierto eso que dijo Jémez de que al Bernabéu se iba a disfrutar y no a sufrir.
Keylor Navas tuvo que aparecer varias veces pero las ocasiones no eran claras para ninguno de los dos equipos. Bale era el único que provocaba peligro por la banda derecha, en una de esas jugadas de desborde el galés provocó el córner que supondría el 2-0. El encargado fue Sergio Ramos que remató el balón con su pierna derecha. El Rayo lejos de bajar los brazos siguió con su juego y a falta de un minuto para acabar el primer tiempo recortó distancias. El gol vino después de un error garrafal de James que quiso ceder la pelota a Keylor Navas pero terminó regalándosela a Bueno que con un par de recortes se quedó solo para empujar el balón.
La segunda parte no pudo empezar mejor para los madridistas, tan solo diez minutos después de echar a rodar el balón Toni Kroos ponía el tercer gol con un disparo ajustadísimo al palo izquierdo de la portería de Cristian Álvarez. El alemán con este gol estrenaba su casillero de goles con la camiseta del Madrid. Sin tiempo para respirar llegaba el cuarto de las botas de Karim Benzema en fuera de juego, el árbitro no lo vio y el tanto subió al marcador. Los aficionados rayistas mostraron su enfado después de que pocos minutos antes anularan un gol a Baptistao por posición antirreglamentaria.
El Rayo estaba abatido, sin opciones dentro de la fiesta madridista. Cristiano seguía con las ganas de marcar y tuvo que esperar hasta el min 83 para conseguirlo. El portugués se internó en el área por la banda izquierda, recortó hacia adentro y el portero rival hizo lo demás al escapársele el balón de las manos. La forma de celebrar el gol de Cristiano bien pudo traducirse en un “menos mal” después de todos los intentos anteriores.
Poco más ocurrió sobre el césped, el Madrid se dio un auténtico festín a costa de un Rayo valiente.
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