Primero fue Chygrynskiy, en el año 2009. El ucraniano solo disputó 14 partidos con la camiseta azulgrana. Uno de los pocos desaciertos de Guardiola y un fiasco en los despachos del Camp Nou que aun colea a día de hoy. Si lo del defensa del Shakhtar fue una broma de mal gusto para los aficionados, lo de Thomas Vermaelen es de juzgado de guardia.
Un reconocimiento médico entre algodones, el pasado 9 de agosto, que el belga superó. Al menos eso nos vendieron desde Barcelona. Tan solo una elongación en el muslo de la pierna derecha que lo mantendría fuera de los terrenos de juego “seis o siete días”. Un fichaje “de rendimiento inmediato” según palabras de Andoni Zubizarreta, que va camino de dejar a Chygrynskiy a la altura del betún. Cuatro meses de baja a los que hay que sumar otros cinco tras ser operado la semana pasada de una lesión que arrastraba desde el Mundial de Brasil.
233 días en el dique seco y un total de 24 lesiones fue el historial con el que aterrizó en Barcelona el ex capitán del Arsenal. Un negocio redondo para los gunner que se embolsaron 10 millones de euros con la venta de un jugador que sería un halago decir que es de segunda mano.
Ahora se acerca la Navidad, tiempo de regalos y de colas en los centros comerciales para descambiar esos pantalones que aprietan un poco o ese regalo indeseado. En Barcelona han querido ahorrarse la espera y han acudido a la FIFA, para descambiar un juguete que ya venía roto antes de abrir el envoltorio. Desde la Federación Internacional le han recordado al equipo culé que eso de comprar se acabó hasta las navidades de 2016, por aquello de la sanción. Por si el esperpento administrativo no hubiera quedado claro, el Barça recurrirá al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) para intentar suplir la baja indefinida del belga.
A este último episodio se puede añadir la llegada del defensa Douglas (solo dos partidos jugados), el regalo (con lazo incluído) de David Villa al Atlético de Madrid o la poca oposición a la marcha de Víctor Valdés. Una pifia más de Andoni, cuya gestión ha estado cuestionada desde su llegada a los despachos del Camp Nou. Algo que ha llegado a agotarle y que, según apuntan desde Barcelona, le hará dejar la dirección deportiva del club a final de esta temporada, para alivio de muchos culés.
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