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Personas de usar y tirar

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entrenadorDesirée Amaro.- Yo no soy de este mundo aunque viva en su interior, y lo digo sin género de duda y siendo consecuente con mis palabras. Hay situaciones que me dejan absolutamente perpleja y me indignan y a las que solo se responde: “fútbol es fútbol”.

El fútbol no es una moda, está profundamente arraigado en la cultura y en la sociedad, pero está muy  mercantilizado,  lo manejan y gestionan pensando en los beneficios económicos, y no hablo solo de los clubs grandes, pues este proceder afecta lamentablemente hasta al futbol base donde algunos solo piensan en los menores como una inversión económica.

Nos llenamos la boca de buenas palabras al montar escuelas de fútbol, empresas deportivas  y clubs apelando a que están basados en valores y principios como el respeto, la nobleza, la solidaridad, la educación…

Pero la realidad es que las personas ocupan y preocupan muy poco en este mundo, y con esto me refiero a jugadores, entrenadores, preparadores físicos, etc. No son sujetos necesarios para el desarrollo de la actividad sino que son objetos al servicio de una actividad en la que prima el lucro.

A las personas en este mundo se les ensalza, se les genera expectativas, nos salvan un partido, nos construyen y cohesionan un equipo, nos regalan emociones, rellenan de contenido nuestros días, etc. Pero de un día para otro pasan de héroes a villanos, y a partir de ahí nada de lo que han dado, luchado y rendido tiene valor ni se recuerda.

En todos los trabajos se puede fallar y aprender de ello pero en este es casi imperdonable, en todos los trabajos se invierte y se espera un tiempo para ver los resultados pero en este solo se quieren resultados inmediatos, en cualquier trabajo si los trabajadores no rinden, se plantean su despido, en este mundo se despide al entrenador y al cuerpo técnico. En este mundo las personas son de usar y tirar, y aunque los clubs, como empresa que son, tienen la potestad de poner y quitar a los trabajadores, por encima de todo está hacerlo con respeto y reconociendo lo que han trabajado hasta el momento, y en esto también incluyo preservar los derechos adquiridos como trabajadores adscritos a una empresa.

En este mundo a veces a los jugadores y a los profesionales que se sientan en un banquillo se les trata como a la pelota, al principio del partido imprescindible para que haya juego, es el objeto por el que todos luchan, pero cuando alguien decide pitar el final del partido, nadie recuerda ni dónde se ha quedado.

“Fútbol es fútbol”, una frase para justificar lo injustificable, pero yo estoy convencida de que hay personas a las que sí les importa y les duele lo que pasa porque quieren y respetan este deporte y a las personas, y creo que estas personas son las que desde dentro deberían y pueden cambiarlo. El fútbol es ilusión, aprendizaje y valores y no se merece que se quede en el lucro y en la mercantilización.