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El Real Madrid está en las últimas

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El conjunto de Pablo Laso suma su tercera derrota en cuatro jornadas tras caer en el Palau Blaugrana en la penúltima jornada del 2014. Este tropiezo ha hecho que una vez más se dude de la capacidad del entrenador blanco para llevar a los suyos a un nuevo título.

Esta desconfianza surge debido a la dificultad en los encuentros de Euroliga, ya que de diez partidos, los dimages (10)e la capital han sido derrotados en dos, además de sufridas victorias en los demás encuentros en los que los blancos no deberían ni siquiera haberse despeinado. Otra de las causas por las que disminuye la fiabilidad del mister es su poco acierto en las decisiones  de partidos con finales apretados, en la mayoría de los encuentros en los que la victoria o la derrota se decidía en los dos últimos minutos una mala decisión técnica ha llevado a los blancos a perder; además la excesiva libertad que da a sus jugadores, produce un descontento que más que afectar a la afición por las derrotas, perjudica a la plantilla, ya que no hay suficientes balones para todos los jugadores a lo largo de un partido.

Esta última pudo verse en el encuentro ante el FC Barcelona, puesto que, mientras que los de Xavi Pascual ejecutaban numerosas jugadas y movían el balón de manera que los blancos tenían que ir detrás de él como un perro que juega con su dueño; los jugadores del Real Madrid recurrieron a unas individualidades que en la mayoría de las ocasiones terminaron sin acierto.

El problema del conjunto de la capital reside en su entrenador, ya que el club dispone de una plantilla con una calidad más que suficiente para alzarse con cualquier título. Esta cuestión no ha comenzado esta temporada, sino, que ya se venía debatiendo desde la final de la Euroliga del pasado curso baloncestístico, en la que el conjunto blanco salió derrotado. Puede ser que Laso tenga las horas contadas en el Real Madrid, o también puede darse el caso que esta derrota le sirva de punto inflexión para comenzar a cambiar su manera de dirigir el equipo; de una forma u otra, los merengues necesitan un lavado de cara.