El conjunto celeste cierra la primera vuelta sólo un punto por encima del descenso
El Villacarrillo CF ha cumplido muy justo el expediente en la primera vuelta. Las altas miras de las últimas dos temporadas han dejado paso a un presupuesto más humilde que conlleva un objetivo menos ambicioso pero no por ello menos importante: la permanencia en la categoría para asentar el proyecto villacarrillense en el grupo IX. Tras la mitad del campeonato, se mantienen en el alambre de la decimoséptima posición con 18 puntos (5 victorias, 3 empates y 11 derrotas).
El cuadro villacarrillense dio un giro de timón este verano. El adiós de Alberto Lasarte trajo consigo la marcha de varios pesos pesados y la entidad de Francis Martínez se vio obligada a apostar por un plantel más austero. El elegido para tratar de conseguir mantener la categoría desde el banquillo fue Jesús Cuevas, un viejo conocido. Junto a él, firmaron a jugadores jóvenes de la zona cercana a Las Villas (Borja, Julio…), a varios contrastados procedentes de Linares (Berja, Siscu, Vilaseca, Navas…) y lograron las renovaciones de Niza, Toni o Fran. La temporada empezó torcida desde pretemporada. El capitán Rubio, que también decidió continuar, sufrió un fuerte golpe en el bazo en un amistoso, y sigue de baja. Su grave lesión propició la llegada de Manu, guardameta ex de R. Jaén o Lucena CF entre otros. Los números de la preparación fueron muy positivos pero el inicio de la competición dificultó el panorama.
Al Villacarrillo CF le costó arrancar. Respiró a partir de la quinta jornada con su primer triunfo. El Veracruz, que tradicionalmente ha sido un fortín durante el último lustro, tuvo que esperar hasta la décima jornada para celebrar una victoria. A partir de la duodécima, protagonizó su mejor tramo. Rascó un empate ante el Linares Deportivo, se llevó los tres puntos de la Juventud y venció en casa al Español del Alquián. En Martos, dispuso de un penalti con empate a cero pero falló y vio como los marteños se llevaban el gato al agua en el añadido y con uno menos. Después de dos derrotas más, superar al enrachado San Pedro fue un nuevo balón de oxígeno que se evaporó tras caer goleados en Antequera, en el peor encuentro defensivo de la temporada (6-2).
Precisamente el orden de su retaguardia ha sido uno de los aspectos a resaltar de la primera mitad de campeonato. A excepción de esos seis goles encajados, el Villacarrillo CF ha peleado en gran parte de los partidos de tú a tú y buena muestra de ello es que siete de sus derrotas han llegado por la mínima. Sin embargo, su principal problema radica en la falta de gol. Los celestes son el equipo menos goleador del grupo IX (15 dianas a favor), lo que pone cuesta arriba sacar puntos. La dirección deportiva villacarrillense intentó subsanarlo con el regreso de Elady, que fue fugaz tras la oferta del Écija, o con la cesión de Calderón. También han afectado las lesiones al apartado goleador. Toni, uno de los jugadores franquicia, estuvo sin jugar diez jornadas. Otros como Jesús Cuevas jr, y los defensas Foi y Fortu, ni siquiera han debutado tras permanecer todo el curso en la enfermería. A esas habituales bajas se unieron las de Josu y Awana, dos de los fichajes que dejaron el equipo hace unas semanas para adelgazar el gasto económico. Todo ello han tenido también consecuencias positivas. Ha propiciado que jugadores locales, que se habían echado de menos en la última etapa, como Juan Poblaciones, Alameda o Chico gocen de minutos y acompañen a Tomás Poblaciones como representantes del fútbol de la localidad.
La segunda vuelta espera como un reto para el Villacarrillo CF. En la mente un único pensamiento: no caer en el precipicio de la Primera Andaluza. Ese objetivo no será sencillo. Los de Jesús Cuevas necesitan ver puerta con más asiduidad y mostrar su mejor versión defensiva. Sacar puntos como antaño en el Veracruz y dar la cara a domicilio. En definitiva, la permanencia exige mejorar.
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