Inicio Opinión Desiree Amaro Monogamia en serie o compromiso

Monogamia en serie o compromiso

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Luis-Enrique-en-el-Real-Madrid-temporada-1991-92.-Foto-Cordon-Press.Desirée Amaro.- Vengo observando que el fútbol, como otros tantos ámbitos de nuestra vida, se rige por un efecto que yo denomino “la monogamia en serie”. Son pocas y raras las excepciones en que una persona, ya sea jugador o componente del cuerpo técnico, sigue adscrito a un club o equipo de por vida. Esta situación es un fiel reflejo de otros ámbitos donde pasa lo mismo, como el mercado laboral actual o las relaciones de pareja, antes el trabajo y el matrimonio eran para toda la vida, “hasta que la muerte nos separe”, pero ahora todo es mucho más efímero. El trabajo y las parejas, como el fútbol, se rige por la monogamia en serie.

El problema es que ante este escenario de movilidad constante, ¿qué queda del compromiso hecho al inicio de la temporada? Yo pienso que el compromiso se pone en jaque, ya que en el momento en el que salen o entran personas nuevas se construye un nuevo equipo, ya que un equipo, como todos los sistemas, tiene memoria y le afectan la movilidad de jugadores y entrenadores dentro de la misma temporada. No todos son capaces de engancharse o mantener el compromiso y se corre el riesgo de que se produzca lo que se denomina un bucle de realimentación negativa.

Ejemplo del Bucle: la falta de compromiso reduce el esfuerzo en el jugador, si se esfuerza menos pierde la oportunidad de mostrar su talento y capacidad, como no muestra su talento ni su capacidad es más probable que no se cuente con él, y el hecho de no ir convocado le reafirma en su pensamiento, “para qué me voy a comprometer si no cuentan conmigo”.

Aparentemente quien más pierde ante esta situación es el jugador pero en realidad repercute en todo el equipo porque se deja de aprovechar un recurso, lo que puede repercutir en los resultados ya que la fuerza se diluye y se dispersa.

En el fútbol como en la vida, en el fondo, cuanto menos damos, menos recibimos, dejar de regirse por el principio de generosidad rompe la dinámica del juego en equipo, pero hay una manera de salir del bucle: cada equipo en el que jugamos o trabajamos, cada persona que llega a nuestra vida o cada trabajo nuevo que nos toca desarrollar, es una oportunidad para aprender, crecer y sobre todo incrementar tus oportunidades.

En el fútbol, el equipo y la forma en la que está jugando es tu mejor carta de presentación para aspirar a seguir teniendo un futuro. Por eso hay que ganarse la posibilidad de que, aunque puedan, no quieran vivir sin ti. Sin duda toda una declaración de amor, también para el fútbol.