Noche de conversos en el Power8 Stadium. El don de la ubicuidad de Gayà. Capaz de estar poniendo el balón del primer gol a Piatti y acto seguido salvar el empate del Espanyol. Y la telepatía de Diego Alves. Que le leyó la mente a Caicedo cuando el delantero sólo tenía que reventar el balón en la red. Dos milagros que le dieron al Valencia los tres puntos.
El partido comenzó tibio, el Espanyol y el Valencia paseaban por el campo agarrados de los brazos. Con la tablilla de la táctica lapidaron las ocasiones. Ninguno de los dos equipos se permitió se alegrías ofensivas. Dos caballeros de buenas formas y traje gris. El Valencia aceptaba la situación, bien plantado con Javi Fuego y Enzo en la medular. El Espanyol, simplemente, convivía. Lo intentaba, pero con Sergio García anulado y Lucas Vázquez rodeado por Piatti y Gayà, el Espanyol se diluía cerca del área.
Después de los quince minutos de paseo. El Valencia fue el primero en inquietar a los porteros. Y Caicedo, el que puso a todo el estadio al borde de un ataque de nervios. El delantero se zafó de tres defensas con un solo movimiento, en una baldosa y dentro del área. Encaró a Alves. Y se obró el milagro. Nadie podía esperar que esa jugada no acabara en gol. Tres metros separaban a Caicedo de la portería, sólo debía colocar el balón a un lado y celebrar el tanto. Pero Alves, le adivinó el lado, y la grada se echó las manos en la cabeza mirando al cielo. No era para menos, habían fallado prácticamente la única ocasión de la primera mitad.
André Gomes avivó el encuentro en la segunda mitad. El portugués salió del banquillo y le cambió la cara a Parejo y al Valencia en general. Los ches acabaron atacando más, el balón se alió con el equipo valenciano y poco a poco, la estructurada red de apoyos pericos acabó por venirse abajo. Rodrigo y Piatti comenzaron a recibir entre líneas y a acercarse al área.
Pasada la hora del partido, el Valencia ganaba el duelo del medio campo, Rodrigo recibía en la frontal con espacio para avanzar, abría a Gayà que desde la izquierda metió el mejor centro que podía meter. Piatti sólo necesitó rozarla.
Después llegó el segundo milagro de la noche. Lucas Vázquez y Sergio García lograban hilvanar una jugada para poner en bandeja el gol a Stuani. El uruguayo vio como la pierna de Gayà nacía de entre la nada para bloquear un tiro a dos metros de la línea de gol. Otra vez, la parroquia perica con las manos en la cabeza y recordando las veces que no rezaron.
Para el Espanyol, la noche se volvió totalmente aciaga. parejo chuta una falta al palo y el rebote da en la espalda de Pau. El balón acaba entrando.
En los estertores del partido, el mejor entre los mortales inquietó el marcador. Sergio García aprovechó una cadena de errores de la zaga che. El partido cobró un matiz de alarma total, los nervios afloraron pero la defensa che aguantó el tirón durante los cinco minutos que restaban.
El Valencia, milagroso en las áreas y tristón en el resto del campo, logró una victoria que lo aúpa a Champions, mientras tanto, el Espanyol, pensando que no ha hecho nada mal, y algunas cosas bien, para poder llevarse el partido, ve cada vez más lejos competir en Europa.
Follow
