Opinión | Pedro Carmona.- La permanencia, hace unas semanas, era un sueño que parecía cobrar forma en El Arcángel. Tras la reprimenda’terapéutica’ de Djukic en el Camp Nou, sus pupilos tomaron buena nota y empezaron a arrancar el vuelo. Una trayectoria ascendente que, con las victorias frente a Granada y Rayo; más el empate cosechado en casa contra el Éibar, empezó a cobrar forma material, al conseguir salir, momentáneamente, de los puestos de descenso.
Sin embargo y una vez arrancada la segunda vuelta del campeonato, el ‘cuchillo’ desapareció de las ‘bocas’ de los jugadores cordobesistas, algo que les han llevado a encadenar cuatro derrotas consecutivas. Un fuerte varapalo anímico, para un vestuario que empezaba a creérselo, más si cabe, cuando consiguió, a pesar de no llevarse los puntos, tratar de tú a tú a un todopoderoso Real Madrid.
Ahora, esas sensaciones vividas en ese pasado reciente valen de poco, pues el Córdoba debe reaccionar ya, si no quiere perder el tren de la salvación, que en estos momentos se encuentra a cinco puntos. Una distancia que el Córdoba tiene que empezar a recortar desde este mismo sábado (El Nuevo Arcángel, 18:00 horas), en el que se enfrentara un rival de gran envergadura, como es el renovado Valencia de Nuno, situado en la cuarta plaza de la clasificación.
Un oponente con el que no aguarda objetivo comunes en el campeonato, pero dada las necesidades imperiosas del equipo califal, agravadas con las derrotas obtenidas frente a rivales directos como Celta y Almería, este enfrentamiento se ha convertido en una una prioridad, a pesar de las notables diferencias entre ambos equipos.
Ya no hay escusas. De los 45 puntos que hay en juego, el conjunto blanquiverde debe sumar la mitad si quiere mantenerse en la categoría de oro del fútbol español, no importando la entidad y categoría del contendiente. En otras palabras, el Córdoba no debe bajar la guardia ante rivales de “la otra liga”, como es el Valencia y los próximos partidos que se avecinan en su feudo, dónde se medirá a Atlético de Madrid y Barcelona, sin contar el desplazamiento al Madrigal.
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