El Atlético de Madrid pasa a los octavos de final de la Champions League en un partido de esos que «El Pupas» habría perdido. Este Atlético ya no es el que fue, la suerte le sonríe. Hoy uno de esos días en los que la fortuna acaba sonriendo al que más la busca. El choque fue tosco y disputado. Solo Mario Suárez fue capaz de marcar al Leverkusen durante el tiempo reglamentario. Todo acabó decidiéndose desde el punto de penalti tras 120 minutos de esfuerzo desgarrador.
Echó al rodar el balón y el Atlético puso el ¨on¨ en el modo Calderón. Tembló la ribera del Manzanares de los berridos que salieron de las gradas rojiblancas y eso llegó a los jugadores. Presión alta de los rojiblancos y esta vez la intensidad estuvo igualada. En Alemania los germanos se dedicaron a dar estopa a unos incrédulos colchoneros que se vieron superados. Pero no son los madrileños de tropezar dos veces con la misma piedra. Los duelos físicos cayeron del lado español. Giménez demostró que se encuentra en un estado de forma que debe relegar a Miranda al banquillo.
Se lesionó Moyá y la grada ovacionó a Oblak, y eso que aún no sabían el protagonismo que acabaría teniendo el espigado portero esloveno. Llegó Jan con un pan debajo del brazo. Rechace al borde el área. Cani se la deja con la testa a Mario que la empala con la izquierda.El balón toca en un defensor y entra en la portería germana. Cinco partido llevaban los de Leverkusen sin recibir un tanto. Espoleó el gol a los rojiblancos. Juanfran encontró más profundidad y Arda creció con el paso de los minutos.
Ya en el segundo tiempo, con Raúl García sobre el tapete, el Atlético mejoró. Superó de una forma más directa y eficaz la presión e inquietó con más frecuencia a Leno. Corrió el cronómetro para los del Cholo que veían cómo sus ocasiones no daban frutos. Mandzukic dio paso a Torres y los valientes que acudieron al Calderón ya habían olvidado la gélida noche madrileña. Increíble el ambiente que rodeó a los atléticos en cada una de sus jugadas. Pero no hubo manera.
Partido a prórroga y las fuerzas desaparecieron. Lo de Arda es para hacérselo mirar. Fue el único que tuvo acierto para intentarlo arriba y el único con escroto suficiente para olvidarse de la pesadez de las piernas y defender como un jabato. Pero ni el turco fue capaz de mover el marcador. El himno en las gargantas de 55.000 colchoneros entregados y Raúl García ante el punto de penalti. Fue él el encargado de inaugurar la tanda desde el punto fatídico y lo hizo de la peor manera posible. Por encima del larguero el disparo del navarro. Menos mal que Oblak no se trago el amago de Çalhanoglu y paró su tiro centrado y raso.
Al balón Griezmann que marcó igual que hizo Rolfes detrás de él. Mario Suárez anotó el suyo y Toprak hizo explotar el Calderón mandando su balón a los nubes. Koke tuvo la oportunidad de sentenciar pero su disparo lo adivinó y paro Leno a la perfección. Torres ante su gran momento. Quinto penalti y el campo entero coreando su nombre. No podía fallar y no lo hizo. Kiessling ante la pelota. La va a pegar… ¡a las nubes!
Carreras, gritos de alegría e incluso lágrimas pusieron el broche a una noche épica para todos los atléticos. Arda tuvo que ser sacado en camilla porque sus piernas no le respondían después de semejante esfuerzo. Todo mereció la pena. El Atlético está en cuartos y el Pupas sigue enterrado.
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