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La cara y la cruz de Tebas

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Fuente: LFP
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Javier Tebas es el Adam Silver de la Liga BBVA. Bueno, más o menos. Para quien no sepa quién es el segundo se trata del Comisionado de la NBA. Vamos, el que parte el bacalao. Silver llegó a la liga de baloncesto americana en el año 2012, sucediendo en el cargo a David Stern. Y lo hizo con puño de hierro, empleando una política inflexible y capeando todo lo que olía a rancio en la NBA. Su primera gran decisión se produjo en abril del año 2014, dando la patada de por vida al ex propietario de Los Angeles Clippers, Donald Sterling, tras una serie de comentarios racistas off the record que generaron un gran revuelo en la liga americana.

Tebas llegó a la Liga BBVA dispuesto a dar que hablar. Encabezó la persecución del amaño de partidos. Un caso que ya ha metido entre rejas a Miguel Archanco, expresidente de Osasuna, y Txuma Peralta, exdirectivo rojillo. También se ha mostrado firme respecto a la violencia que rodea los estadios, aplicando la Ley Contra la Violencia en el Deporte, que puede acarrear desde el cierre parcial de los estadios hasta el descenso para los clubes. Puntos a favor, sin duda, para el presidente de la LFP.

Aunque de todo tiene que haber en la viña del señor. Y es que Tebas se moja hasta en el desierto de Atacama. Una transparencia que debería ser loable y digna de destacar de no ser porque siempre lo hace mal y levantando ampollas, casi siempre en Madrid. Intencionadamente o no, todos los charcos que ha pisado Javier Tebas se han inclinado más hacia Barcelona, destapando un olor a bufandismo que no va en consonancia con el cargo que ocupa.

Desde no ver con malos ojos un homenaje a Messi en el Santiago Bernabeu hasta pedir la sanción a Cristiano Ronaldo por poner en su sitio los “cataplines”. También ejerció de abogado, su ‘segunda’ profesión, mostrando sorpresa por la celeridad en la sentencia a Bartomeu sobre el caso Neymar y dudando de la culpabilidad del presidente del FC Barcelona. Unos charcos que tienen poca gracia y que crean resquemor entre aficiones. Puntos en contra, señor Tebas.