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Del Bosque: no va de fútbol

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Del Bosque se ha encontrado con lo que ya sabía. En este momento puede estar dolido, las críticas son terribles, pero no sorprendido. El fútbol tiene pocos secretos para él y el ser humano tampoco. Es la ventaja de un veterano. El martes pasado, desde el banquillo, vio como los jugadores que salieron ante Holanda zozobraban en mitad de algunos destellos de lucidez. No se puede defender lo indefendible. Era una prueba que salió mal, para el seguidor que solo quiere ver ganar a España pero, lo que no se puede hacer, es una enmienda a la totalidad y afirmar que el Seleccionador no tiene ni idea. Ahí, las críticas empiezan a perder base por gratuitas. Lo de Holanda es poco estético pero no irremediable. Para Francia queda tiempo y no se puede quemar el barcentrevista a del bosque 1o en mitad de la travesía. Creo que el problema de España está en una transición obligada y que no aflora con brillantez, no en la falta de hoja de ruta de su jefe.

Hay jugadores  e idea como para que se justifique semejante alarma. Si todo se redujera al fútbol, este es mi criterio desde siempre, el ruido no sería tan ensordecedor. Aquí lo que hay, al amparo de las dudas que nacieron en Brasil, es un ajuste de cuentas en toda regla. A Vicente del Bosque no se le perdona que aceptara el cargo sustituyendo a un Luis Aragonés, que no sabía si irse o quedarse; no se le perdona que ganara un Mundial y que no lo pudiera ganar Aragonés; se le culpa de que los jugadores entendieran su mensaje de naturalidad y volvieran a ganar la Eurocopa. Se le calumnia diciendo que no sabe nada de esto, que todo se debe al anterior seleccionador y de estar más perdido que una cabra en un garaje. Hay demasiada bilis, mucho hierro en las crónicas y una necesidad imperiosa de borrar a Del Bosque del mapa de España. Todo dicho y llevado a las crónicas con una fuerza y una ansiedad inusitadas. Tanta rotundidad, tan poco resquicio a la duda en las afirmaciones que lo descalifican, me hace pensar que esto no va de fútbol y ahí la cosa, para mí, deja de tener interés.