El Barça llegó, vio y venció en Vigo, ante un Celta que osó asaltar el Camp Nou en la ida y que salió con la misma idea al césped de Balaídos. Los que fueron pupilos de Luis Enrique la pasada temporada arrinconaron a un Barcelona escaso de ideas, que fue superado en la primera mitad y que no supo volver a la fórmula de su juego tras el parón por selecciones. Tuvo que ser Mathieu a balón parado quien mantuvo el liderato indemne tras la goleada del Real Madrid esta mañana ante el Granada (9-1).
Los vigueses buscaron emular el resultado de la ida desde el primer minuto, esposando a los de azul y grana en su propio campo y privándoles del balón con una presión asfixiante. Larrivey, triunfador en el Camp Nou, tuvo la primera tras un disparo cruzado que Bravo blocó por bajó en una mano salvadora del chileno. La réplica fue de Messi, el más destacado de la primera mitad en el once de Luis Enrique. Leo caracoleó al borde del área, en una jugada que el 10 se sabe al dedillo. Su disparo lo acabó despejando Sergio. Neymar pudo aprovechar el rechace, pero el brasileño fue una sombra en la primera mitad.
El Barça espabiló y fue quien se adueñó del área rival, pero sin llegar a generar peligro para adelantarse en el marcador. Las idas y venidas se convirtieron en una constante en Balaídos, en una primera parte repleta de intensidad. El Celta volvió a la carga por medio de Nolito, que puso en apuros a sus ex compañeros tras romper la cintura a Alves. El centro del gaditano se paseó por el área culé.
Hubo tiempo para la polémica. Primero fue Luis Suárez quien reclamó penalti tras un leve contacto dentro del área. Más tarde sería los celtistas los que clamaron estar “hasta los huevos” tras un derribo de Claudio Bravo sobre Nolito que el árbitro no pitó. Vicandi Garrido también anuló un gol a Orellana por fuera de juego. Larrivey pudo matar al Barça antes del descanso tras un balón muerto dentro del área que no vio puerta.
El Barça salió con un aire cambiado en la segunda parte. Los de Luis Enrique pusieron el candado al balón. Un esfuerzo vano, que no le sirvió para llegar con claridad a los dominios de Sergio. Los culés pedían la hora, los minutos pasaban y el Madrid resoplaba en el cogote. Mathieu ejerció de salvador, como ya hizo ante los blancos, cabeceando una falta botada por Messi que se coló por la cruceta izquierda. El gol del galo dio un respiro a los suyos, que durmieron el balón lo que quedaba de partido y se mantienen una jornada más en la cabeza de la tabla.
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