Las horas que restan para que las gradas del Bernabéu lancen el rugido propio de una semifinal de Champions se van consumiendo poco a poco. Real Madrid y Juventus apuran sus últimos entrenamientos para asimilar los detalles tácticos impuestos por el cuerpo técnico y los jugadores ya sienten la presión propia del partido en sus estómagos. Carlo Ancelotti y Massimiliano Allegri deambulan por el césped de los campos de entrenamiento con la mirada perdida y la imaginación recreando el partido que puede meter a sus respectivos equipos en la final de la Champions.
El fútbol es cada vez más parecido a una partida de ajedrez, donde dos jugadores (entrenadores) planean una estrategia que después pondrán en marcha con sus piezas (jugadores) en el tablero (terreno de juego). Ambos técnicos andan preocupados en idear un plan que pueda contrarrestar las virtudes del rival y pueda exaltar las de su propio equipo. El margen de error ya no existe para ninguno de los dos y saben que todos sus éxitos anteriores quedarán minimizados si fallan en el partido del próximo miércoles. La Champions es la competición con la que todo el mundo sueña, en base a la cual se planifican temporadas y por la cual los entrenadores pueden ser elevados a categoría de dioses o quedar relegados a ser uno más del montón.
Real Madrid
En el Real Madrid no es un secreto lo mucho que está en juego en este partido de vuelta de semifinales frente a la Juventus. El resultado desfavorable pero no del todo negativo obliga a los blancos a ganar en su estadio, una condición que cualquier madridista habría firmado antes de celebrarse el partido de vuelta. El partido de Turín fue malo, rozando el desastre si no llega a ser por el resultado final. Esa mala imagen provocó que aparte de la decepción lógica, Carlo Ancelotti escarmentara en torno a la posición de Sergio Ramos, una decisión de emergencia para salir del paso pero para nada útil a largo plazo. El sevillano volverá a ocupar el lugar donde ejerce su maestría y nadie le cuestiona, la defensa.
Este reajuste hará salir a Pepe o Varane del once titular y, casi con total certeza, será el francés el que se siente en el banquillo. Otra de las novedades importantes es la vuelta de Karim Benzema, aunque su estado es un misterio para todos por lo que se antoja complicado aventurar si saldrá de inicio o verá empezar el partido desde el banco. Lo que está claro es que contar con el francés es una gran noticia para el técnico madridista y su retorno puede inclinar la balanza del partido a lado blanco. Su aportación al juego queda fuera de toda duda, siendo Cristiano y Bale los más beneficiados por su juego asociativo y su dominio del juego de espaldas a la portería, además de aportar gol como ya hiciese en las semifinales de la temporada anterior frente al Bayern en el Santiago Bernabéu (1-0).
Este reajuste de ideas, la vuelta de Benzema y la disponibilidad de Kroos después del susto frente al Valencia hará que el Real Madrid vuelva a su clásico dibujo de 4-3-3 formado por Iker Casillas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Kroos, Isco, James; Cristiano, Benzema (Chicharito) y Bale. Los blancos no se echarán como locos al ataque y harán gala de la mayor característica de su entrenador, la paciencia. Salvo gol de los italianos el Real Madrid planteará un partido similar al disputado frente al Atlético de Madrid en la vuelta de los cuartos de final en el feudo blanco en el que los madridistas ganaron por 1-0 con gol de Chicharito en el minuto 87:12.
Juventus
La ‘Vecchia Signora’ ya demostró en el partido de ida que no puede ser desprestigiado ni dado por muerto por mucho Real Madrid que tenga delante. Los italianos sorprendieron a todos con su idea de juego en el partido de Turín por su valentía de salir al ataque y no quedarse encerrados como todo el mundo pensaba horas previas. La Juventus se comió al Madrid en la presión y en la salida del balón y consiguieron neutralizar los espacios entre líneas de los blancos. Vital fue en esa tarea y en el juego Arturo Vidal, sin duda el hombre más destacado sobre el césped por su impresionante trabajo y su asociación con los hombres de arriba.
Allegri tiene la difícil tarea de decidir si salir al ataque de nuevo para intentar matar la eliminatoria o si por el contrario apostar por una faceta más defensiva que impida a los atacantes madridistas ver puerta en el transcurso del partido. La Juventus cuenta con algo que no pudo en el partido de ida, la presencia de Paul Pogba. Es sin duda el mejor jugador de la escuadra italiana y ha llegado en el momento oportuno de la temporada. El francés volvió a disponer de minutos (63) el pasado sábado en el partido frente al Cagliari en el cual fue el artífice del gol de su equipo. Su retorno completa un centro del campo brillante con hombres como Pirlo, Vidal o Marchisio.
La gran duda reside en el dibujo táctico que pueda utilizar Allegri aunque lo más seguro es que apueste por un 3-4-3 que se convierte en un 5-3-2 a la hora de defender. El técnico italiano no quiere sorpresas y de inicio alineará a sus tres centrales franquicia (Chiellini, Bonucci y Barzagli) que tan buenos resultados les está dando. Los tres centrales estarán flanqueados por Evra y Lichtsteiner que ejercerán de carrileros incorporándose al ataque. El centro del campo será territorio de Pirlo, Pogba y Vidal y en punta de ataque los mismos que en Turín, Morata y Tévez para conseguir meter en la final al equipo italiano.
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