Se comenta que las posibilidades del Athletic en la próxima final de la Copa recaen en su delantero centro. Que la táctica de los de Valverde fluirá al compás de los centros curvados a la testa del máximo goleador nacional del reciente curso. Que, como no podía ser menos, nada que hacer tendrán los vizcaínos bajando el esférico para retar al Barcelona entre líneas, sino sobrepasándolas por ese espacio aéreo tan maleable en Can Barça y donde su ariete fibroso y saltarín ejerce una tiranía sin parangón en nuestro fútbol. Como si combinar con Aritz Aduriz a ras de césped, en corto, supusiera una pérdida de tiempo, una rémora en la apuesta rojiblanca por el llevarse el título. Nunca una apreciación fue tan poco certera.
Igual de incierto es asegurar que la mayoría de sus goles los convierte de cabeza. De sus 18 tantos esta temporada en liga, sólo 4 llegaron por la que es, eso sí y sin ningún género de duda, su mayor virtud. Pero si algo ha convertido al donostiarra en para muchos, el mejor delantero español de la actualidad, es su combatividad y sus dispares virtudes. Harían bien los zagueros barcelonistas en no tentar a la suerte con la excesiva retención del esférico ante la inquebrantable fe del 20 del Athletic, incansable en su función de hombre más adelantado. Liviano en sus movimientos en espacios abiertos para descargar la jugada hacia el flanco que apunte el movimiento en cuestión de sus compañeros, juega con la espalda de sus opositores con insultante facilidad, en especial dentro del área, inigualable en la colocación.
Fuera de ella, ni mucho menos destaca por su lentitud; explosivo y aguerrido, suele llevarse el gato al agua en carreras reducidas y espacios casi inexistentes. Su primer toque, efectivo en sus combinaciones con Beñat, Mikel Rico o Susaeta, es preciso, y además, posee un potente disparo lejano. Es, por tanto, un delantero de enjundia, cuya repercusión apenas ha transcendido lo que merecía por una trayectoria huérfana de títulos.
No es Aduriz la única baza rojiblanca para afrontar el reto de conquistar el Camp Nou y someter al Barcelona. Sólo desde el colectivo y una sólida defensa se solidificará el argumento real del Athletic el próximo sábado. Pero ojo, con el Zarra en funciones sobre el césped, la mítica gabarra bilbaína podría recorrer la ría de la ciudad 31 años después.
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