Javier Muñoz – Tras 725 partidos, por la puerta de atrás se despidió esta mañana Iker Casillas del único club de su vida deportiva, hasta ahora para fichar por el Oporto, al pasar por todas las categorías.
Entre lágrimas y sin acompañamiento alguno se explayó en la comparecencia a través de una sentida carta, que empezaba así: “En primer lugar, gracias por estar aquí, por acompañarme en este momento tan especial. He venido a este gran estadio para despedirme de vosotros y en especial de los madridistas. Desde ayer dejé de pertenecer al Real Madrid. La decisión de irme al Oporto es por la ilusión que me han transmitido, presidente, entrenador y todo el equipo, y segundo por todo el apoyo recibido de la gente cuando supe que mi destino era Portugal. Me han ganado, y eso me pone muy contento, por lo que lucharé al máximo para no defraudarles. Gracias al Oporto por confiar en mí”, continuando refiriéndose al “mejor club del mundo, que me ha formado como persona y enseñado valores como el respeto, compañerismo y humildad” y dirigiéndose un madridismo “sin fronteras” en unas líneas en las que “quiero dedicar el apoyo incondicional por permitirme ser vuestro capitán, levantar cada título y por estar en las buenas y en las malas y tenderme la mano para levantarme. Independientemente de que haya sido mejor o peor portero, espero que se me recuerde como una buena persona, con mis defectos y cualidades. Gracias, miles de gracias. Nunca os podré olvidar y allá donde vaya, seguiré gritando ¡Hala Madrid!”, acordándose también, por supuesto, de sus padres, su pareja y su hijo y mandar agradecimientos a todos sus compañeros, entrenadores y cuerpos técnicos, quienes “me han transmitido comprensión, experiencia, sabiduría y profesionalidad” y demás amigos.
Para finalizar ante los medios, dijo antes de levantarse que “no me despido con un adiós porque esto solo es un punto y seguido”.
Follow
