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El Linares vuelve, vuelve mucha historia

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torresEl Linares vuelve a encontrarse en la rampa de salida. La historia pesa. Este equipo no es de Segunda B. Pasa por esta categoría pero su pasado le obliga a más. Ha vivido el infierno de sus errores. El club se hundió, resurgió, volvió a hundirse y ahora vuelve. Está en su genes. Linares no anda en los términos medios. Todo o nada. Orgullo, tristeza, júbilo, depresión. Su sello. Es lo mismo que sea fútbol, minas, toros, Santana. Da igual. Todo o nada.

El estadio de “Linarejos” es una catedral. Una catedral vieja, llena de sudor de años. Hecha de leyenda y honor. Allí se han consagrado grandes futbolistas y otros, con desesperación, han visto como ese viejo espacio de sueños y fútbol, les negaba el sello de ídolos.

El fútbol tiene lugares emblemáticos y Linarejos es uno. Hay un fútbol que huele a balón de cuero curtido, a tacos infernales, a barro y a sangre de la que no se ataja en el momento. Venda a la frente y hombre al campo. No había más. Luego vino el fútbol grande y los mejores jugadores pasaron por allí. Falta el museo de los ilustres pero, como casi siempre, la vida va más rápida y nadie cayó en la cuenta de que allí, desde la casa de Topa, hasta la ducha del vestuario se estaba haciendo historia.

Ahora es momento de saber que se juega por una historia, que este equipo juega por todos los que jugaron en los infiernos nobles de las categorías inferiores y no pudieron disfrutar de este retorno. El Linares no tiene tiempo que perder y no debe perder el tiempo. El fútbol, el deporte más grande, lo admite todo pero el Linares debe empeñar el cuerpo y el alma en jugar al fútbol. No hay otra meta ni cabe objetivo diferente. Debe escapar de los incendiarios que usan el fútbol para ser lo que no pudieron ser.

Hay razones por las que creo que este equipo puede hacer una travesía digna. Razonable construcción de plantilla, afición incondicional y un hombre preparado y leal en el banquillo. El fútbol son goles,  es buena defensa, un conjunto armado en la mitad  y una persona que ponga rostro y voz  a la idea. Creo que el Linares lo tiene todo.

Torres, el hijo, ha llegado aquí y, a pesar de todo, ha logrado el objetivo. No lo ha tenido fácil. Linares, como todas las ciudades de fútbol, se come a los entrenadores en tertulias y bares. Por suerte Pedro Sáez, el presidente del Linares, ha decidido apostar por él y eso emite buenas señales. No lo debe haber tenido fácil. Lo sé.  Hay muchos consejeros y asesores y han sido años duros. Su firmeza le ha entregado el premio de ascender con su entrenador.

De todas formas nada es para siempre y Torres tiene amenazas muy claras pero el balón reconoce, a la larga, a los que ni lo venden ni comercian con él. Antonio es el entrenador que ha llevado al Linares al lugar que le permite soñar con volver a ser lo que era. Ojalá que el fútbol libre a este joven entrenador de las trampas que le esperan y devuelva a la ciudad y al equipo las cosas que,transitoriamente, les quitó. El fútbol no se queda con nada de nadie. Nunca.

Ojalá que su espíritu futbolístico y su capacidad de unir, sirva para que los enfrentamientos con el Real Jaén sean una fiesta del fútbol. Hay una historia, tan triste como larga, que solo beneficia a los torpes y a los acomplejados que se afirman negando. El fútbol es de todos y es una fiesta o no sirve. Que comience en espectáculo y que gane el mejor….