Rafa Benítez ya ha marcado su territorio. La rueda de prensa anterior al partido del Betis, señala el camino. Tiene la ventaja sobre, Pellegrini y Carlo, de que habla en román paladino. Conoce giros, silencios, modos cargas semánticas, fauna y flora del lugar. Eso cortará a unos y espoleará a otros. Nada como el choque para generar ruido. Sus comparecencias van a ser animadas, tendrán electricidad y habrá espectáculo. No sé si va a ganar una Liga ni si ampliará la galería de Champions del Real Madrid. Lo seguro es que va a ofrecer titulares de prensa, cortes de radio y grandes momentos televisivos. Quienes acusaban a Ancelotti de plano, monótono y “demasiado correcto”, ya han estrujado el diccionario para calificar la comparecencia de Benítez y sacar punta a su cuento/fábula.
Desconozco si el técnico seguirá en el futuro por la senda de Samaniego pero sabe, en cualquier caso, dónde está y conoce las consecuencias del silencio y del estruendo en rueda de prensa. Su virtud será responder lo que le parezca y ofrecer las explicaciones que considere oportunas, como corresponde a su cargo. Si pretende encontrar criterio, fondo y sentido común a todas las preguntas perderá un tiempo precioso. Desde que dejó el Extremadura hasta hoy, España ha cambiado en muchas cosas, algunas ya las vivió en Valencia. Ahora no se trata de ir de un punto a otro por el camino más corto, la línea recta. En este momento se buscan el meandro, los tres pies y el perro de cuatro cabezas. Es fútbol pero tiene mucho de circo. Se parece bastante a la parada de los monstruos. El entrenador del Real Madrid lo sabía pero, además, supongo que ya lo está notando.
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