Inicio Opinión Jairo Fraguas La grandeza de Keylor Navas y la exquisitez de James

La grandeza de Keylor Navas y la exquisitez de James

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keylor navasEl fútbol es un estado de ánimo y ayer al Real Madrid le tocaba estar alegre. Las dudas que orbitaban sobre el equipo se disiparon en los 90 minutos que el Betis sufrió el vendaval blanco. Dos de los grandes culpables de que eso sucediera fueron James Rodríguez y Keylor Navas.

El portero costarricense ha demostrado desde el mismo momento de llegar al club blanco los valores que definen a los grandes deportistas: humildad, sacrificio, profesionalidad, compañerismo y la más importante de todas, no rendirse jamás. Su etapa en el Real Madrid no está siendo un camino de rosas, su titularidad nunca ha estado asegurada y la mayoría de las veces ha tenido que vivir los partidos desde la oscuridad del banquillo. Pero eso no le ha hecho bajar los brazos, Keylor siempre ha mostrado su deseo de continuar en el equipo y sus ganas por hacerse un hueco bajo los cotizados palos del Santiago Bernabéu.

El partido frente al Betis fue la demostración del portero a su público de sus capacidades. Pocos porteros hay en el mundo en este momento del nivel de Keylor y para muestra su agilidad robando un balón en boca de gol a Rubén Castro y el penalti parado al mismo jugador. El Bernabéu coreó su nombre y él dio gracias a Dios y a la afición en la que seguramente ha sido su mejor noche como madridista. El fichaje de De Gea parece una realidad con la que tendrá que volver a pelear, aunque si somos sinceros él nunca dejó de pelear.

JamesPor otro lado está James Rodríguez, ese jugador que llegó después del mundial y generó controversia por el dinero de su traspaso. Poca gente conocía de las capacidades del colombiano con un balón en los pies, la única referencia estuvo en los partidos de la Copa del Mundo.  El futbolista no se amedrentó por nada ni nadie y ha conseguido maravillar al Bernabéu siempre que su zurda ha acariciado la pelota. James es de esos jugadores que no saben marcar goles corrientes, cuando marca lo hace con una belleza infinita y consigue mezclar los gritos de gol con las caras de admiración de la grada.

Su progresión no tiene límites y conseguirá –si no lo ha conseguido ya- rentabilizar su fichaje en el mejor tiempo posible. Talento y descaro le sobran por todas partes, el Bernabéu con James e Isco tiene magia para aburrir en los próximos años.