Inicio 1ª División Rayo 0-2 Betis: Sobriedad y recato monacal

Rayo 0-2 Betis: Sobriedad y recato monacal

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El Real Betis Balompié ha derrotado (0-2) al Rayo Vallecano en la séptima jornada de la Liga BBVA. Heiko Westermann y Rubén Castro recolectaron los tres puntos en la capital ante unos locales voluntariosos pero desacertados en todo momento.

EFE Cristiano Piccini BetisUna cruz sobre el campo formada por Antonio Adán, Bruno, Heiko Westermann y Alfred N’Diaye fue suficiente para imponerse ante el Rayo Vallecano de Paco Jémez. Con seguridad en los movimientos, buena colocación y sobriedad para despejar el peligro la defensa del Betis mostró a su rival todo lo necesario para ganar; todo lo que no tienen.

Esa construcción defensiva de Pepe Mel achicó, despejó y barrió durante noventa minutos los exiguos ataques locales, de lanza con punta redondeada y espada de madera. Cuando las piezas rayistas acertaron a combinar, además, allí apareció Adán -a veces líbero, a veces felino- para calmar la marejada y lanzar a los suyos contra la pared de Vallecas.

A los ’20 de juego avanzó el Rayo, faldicorto y alegre, en tromba hacia la meta verdiblanca y medio minuto después los visitantes celebraban ya su primera diana. Robó Westermann en tres cuartos de campo, alzó la barbilla y se permitió la licencia de romper la primera línea de presión local. A su paso fueron derrumbándose los naipes de Jémez y el alemán creció y creció. En el costado encontró a Rubén Castro y ya no frenó hasta llegar a salirse del guión rematando a gol la asistencia del delantero mágico.

Fue la única licencia que se permitió el zaguero alemán de gesto severo y complexión rocosa. En adelante, siguió atemorizando al carnavalesco barrio de Vallecas con su sobriedad de funcionario a sueldo de la Cancillería. La chispa es cosa de otros: Cristiano Piccini y Rubén Castro, por afinar.

El canario y el italiano se encargaron de corretear a la frágil defensa del Rayo hasta que la fruta volvió a caer de madura. Hubieron de esperar a la hora de juego, pero el premió llegó. Erró uno de los espantapájaros rayista, Álvaro Cejudo recogió el cuero en la frontal y raudo asistió a Castro para empujar el regalo a la red.

No se necesitó fuego de artificio, sólo oficio y recato monacal. Acierto en las áreas y trincheras en la medular, el ABC del fútbol en estadios incompletos. Cayó el Rayo preso de sus teorías vanguardistas, ganó el Betis de Heiko Westermann.

Por Fernando Alcalá-Zamora | En Twitter: @NothingsWritten