El Sevilla FC entendió a la perfección la seriedad que requería el partido en Anduva. Salió con decisión al partido y no se vio intimidado por un Mirandés, que esperaba la cita con muchas ganas arropado por su afición, y que mostró una gran versión de su fútbol hace pocos días en el Sánchez Pizjuán.
Bien es cierto que el partido se le puso muy de cara a los de Nervión, cuando a los pocos minutos de juego Vicandi Garrido señaló como penalti una acción rigurosa en la que Ion Vélez metió la pierna y contactó con la de Cristóforo cuando el uruguayo pretendía disparar de volea. Iborra fue el encargado de transformar el lanzamiento desde los once metros, disminuyendo así las posibilidades del equipo entrenado por Carlos Terrazas para meterse en semifinales.
Los hispalenses, a partir de ahí, fueron muy superiores, sobre todo llevando el partido al ritmo que querían en casi todos los compases del encuentro. Lógicamente, la ventaja de goles en la eliminatoria daba tranquilidad a los de Unai Emery, pero ello también podría ser contraproducente porque cabía la posibilidad de que los sevillistas se relajaran en exceso.
El partido fue decayendo en su ritmo, y no sería hasta el segundo periodo cuando realmente llegarían oportunidades de verdadero peligro, en su gran mayoría del lado andaluz. Vitolo, tras una buena acción individual, pudo ampliar la renta, pero su vaselina se perdió por escasos centímetros a la derecha de la portería de Raúl Fernández.
Más tarde fue Llorente quien tuvo una doble oportunidad, pero el guardameta despejó sus dos remates, confirmando que el riojano no pasa por su mejor momento. Aunque está claro que Emery sigue ejecutando firme sus ideas. Volvió a dar la titularidad en copa a David Soria y dio unos minutos de oro a Juan Muñoz, quien no desaprovechó la oportunidad que le ofreció el técnico vasco con un gol tras un buen pase de Vitolo desde la izquierda.
Por su parte, el Mirandés solo tuvo una oportunidad clara durante el encuentro, y llegó con un cabezazo de Nestor Salinas que se estrelló en el palo derecho de David Soria. La verdad es que el guardameta sevillista no tuvo que intervenir en exceso, pero dio una tremenda sensación de seguridad a su equipo, sobre todo en los balones aéreos.
En este contexto de eliminatoria en el que el Sevilla disfrutaba jugando al fútbol, llegó la jugada del tercer gol. Un tanto que recompensaba el esfuerzo de Coke. El lateral aprovechó un buen centro de Kakuta y, peinando el esférico con la cabeza, establecía el definitivo 0-3 en el partido.
El Sevilla no permitió ni el mínimo reflejo de remontada y vuelve a avanzar con paso firme. Mañana a las 12.30 horas, los de Unai estarán en el bombo de semifinales de la copa junto a Celta, Barça y Valencia.
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