Había ganas de fútbol en una espléndida tarde en Sevilla. El derbi sevillano echaba a rodar, como casi siempre, con muchos sentimientos a flor de piel por lo que supone este partido en la ciudad. El Sevilla no llegaba en su mejor momento por los últimos resultados en liga.
Mientras, por su parte, el conjunto verdiblanco había conseguido sumar unas buenas cifras en las últimas fechas casi certificando la permanencia. Merino, debido a las bajas, tuvo que improvisar sus laterales colocando en la izquierda a Montoya y en la derecha al central Bruno.
Los primeros minutos fueron de mucha briega y poco fútbol. Además pronto el árbitro colocó el listón bajo en cuanto a tarjetas, teniendo en cuenta que en las siguientes acciones los futbolistas le pedirían con ahínco amonestaciones para sus rivales. Además, en cuanto al juego, mucha precipitación en los pases y defectuosos controles hacían que fuera difícil llegar a puerta.
Hubo que esperar casi al cuarto de hora, después de que Musonda viera amarilla por pedir penalti, para ver la primera ocasión del partido con un disparo desde la frontal de Banega, aprovechando la recuperación de Reyes en esa zona. Los de Unai Emery comenzaron tímidamente a hacerse con el dominio de la pelota y llegaron las opciones de gol. La más clara fue un cabezazo de Mariano que se fue arriba por poco, pero los nervionenses también se aproximaron con un disparo de Konoplyanka y un remate de cabeza de Krychowiak.
La segunda mitad se reanudó con una nueva jugada polémica en la que Gameiro, al igual que Musonda, vio tarjeta amarilla por protestar penalti tras un derribo de Westermann. Pasaban los minutos y el Betis cada vez se sentía más cómodo. Llegó el primer tiro a puerta bastante peligroso de Cejudo, que Sergio Rico mandó a corner; y una muy buena ocasión con un remate de Westermann que se fue a la derecha de la portería local.
Sin embargo, el Sevilla se sobrepuso a estos complicados minutos y tomó ventaja en el marcador gracias a una de sus principales armas durante esta temporada: el contragolpe. Banega fue doblado por N’Zonzi en la banda izquierda y el centro del francés fue rematado a bocajarro por su compatriota Kevin Gameiro en el segundo palo.
El gol sevillista supuso un gran golpe para la moral de los verdiblancos y dio vida a los nervionenses, que pudieron aumentar su renta con un remate de Krychowiak, el cual acabó en el fondo de las mallas, pero fue anulado por la posición adelantada del futbolista polaco.
El que sí lograría sentenciar definitivamente el encuentro sería Coke, con un zapatazo desde la frontal que acabó en la escuadra de Adán. Eso después de que Carriço se disfrazara de mago y realizara una magnífica maniobra para acabar cediendo la pelota a su compañero.
Fiesta en el Pizjuán para un equipo que ya piensa en el jueves, día en el que tendrá que afrontar la ida de las semifinales de la Europa League frente al Shakhtar Donetsk. Sigue vivo en los tres frentes el equipo de Emery y eso, a estas alturas de la temporada, es realmente complicado. No queda otra que intentar meterse en una nueva final europea.
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