Inicio Opinión Antonio Oliver España, como los rios, tiene memoria y reclama su cauce

España, como los rios, tiene memoria y reclama su cauce

Compartir

INIESTASi el rio pierde alguna vez caudal y el lecho se seca, solo hay que esperar con paciencia porque, tarde o temprano, el agua vuelve y sabe perfectamente por dónde tiene que fluir. Los ríos tienen memoria. La selección española  es un gran equipo, tiene mucha calidad pero en Brasil perdió caudal y su curso se secó. Se llegó a pensar que sobre la memoria de aquella selección ya se podían construir teorías de punto final, que había que arar y echar sal. Parecía imposible que sobre aquel lecho de tierra seca pudiera volver a fluir el fútbol fresco y mágico de España. Borrón y cuenta nueva. Los términos absolutos no son buenos ni en la vida ni en el fútbol. El fútbol tiene mucho que ver con la vida y con la parte más emocional del ser humano. Un partido de fútbol es la vida a escala.

Desconozco a dónde va a llegar la España que ha deslumbrado en sus dos primeros partidos. Es pronto para saber si los injertos que se han hecho y la fuerza de los muros maestros que nos han distinguido como una de las mejores selecciones en la última década, aguantarán hasta el diez de julio. Lo único cierto es que España ha vuelto a tomar posesión de su cauce. Juega al fútbol como si lo hubiera inventando. Esto es muy bueno para intentar ganar la Eurocopa pero, sin duda, es el anuncio de que habrá caudal futbolístico para no volver a ser comparsa en el concierto general del fútbol. Se ganarán títulos o no pero durante muchos años habrá que contar con España para hacer  la lista de favoritos. Los que llegan ya lo están reclamando.

Hay muchas formas de jugar, el fútbol lo admite todo. España empezó a crecer cuando dejó de argumentar con herramientas como la furia, la raza o los cojones. Al fútbol se juega con todo menos con las manos, pero nace en la cabeza. Luego se impulsa con el corazón, es físico. Lo físico es fundamental pero solo es una parte y no sirve si faltan la inteligencia, la calidad, la intensidad, la velocidad, la intuición, la anticipación o la capacidad de pensar dónde quiero poner la pelota y ponerla, la técnica. España ha demostrado ser un conjunto armónico. De momento tiene el equilibrio soñado. La Selección ha vuelto para jugar otra vez al fútbol  y arrastrar todo aquello que se edificó, quizás precipitadamente, sobre el lecho seco y duro de la rambla de Brasil. Por allí parecía que no volvería a fluir el fútbol pero ha vuelto. España, como los ríos, tiene memoria y reclama su cauce. El Sena y la Selección, agua y fútbol a raudales: cita en París.