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Morata vuelve a salir al rescate del Real Madrid ante el Athletic Club (2-1)

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Morata, como ante el Sporting de Lisboa, ha vuelto a ser decisivo con un gol en los minutos finales del partido. El Athletic de Bilbao, plagado de bajas, dio la cara y se pudo llevar algún punto del estadio blanco. Karim Benzema abrió la lata muy pronto, pero Sabin Merino no tardó en empatar. Tras la salida en la segunda parte de Lucas Vázquez, el Real Madrid se revolucionó, y Morata puso el 2-1 definitivo a menos de diez minutos para la conclusión del partido. El conjunto de la capital accede al liderato en solitario.

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Jarreaba la noche en Chamartín a la hora del comienzo del partido, no se sabe si como augurio del duro partido que esperaba o como protesta por la abstención de los barones socialistas. El caso es que el agua no hizo desmerecer un choque que se pudo llevar cualquiera de los dos contrincantes, y que solo decantó el sprint final del Real Madrid, con dos jugadores como Morata y Lucas Vázquez que, saliendo del banquillo, fueron el picante que tanto había echado de menos el equipo de Zidane en la segunda parte.

El entrenador galo expresó en rueda de prensa que le había gustado todo lo que habían hecho sus jugadores. Una opinión con la que pocos -o nadie- están de acuerdo, ya que, especialmente, la defensa del Real Madrid volvió a ser un chiste. Una broma de mal gusto para un equipo que aspira a todo. Aunque Varane y Pepe estuvieron bien al corte, la descolocación de la línea defensiva fue brutal, y los fallos de concentración impropios, ya no del equipo campeón de Europa, sino de un club profesional. El más grave, el de Raphael Varane, le pudo costar al Madrid los tres puntos si Williams hubiese estado más acertado.

Precisamente fue el joven delantero vasco el que gozó de la primera ocasión, con un tiro cruzado que despejó Navas a córner. Del saque de esquina, llegó el contraataque del primer tanto. Isco, tras recibir un gran pase en largo de Marcelo, se aprovechó del resbalón de Saborit -cuyo lateral pareció la M30 durante todo el encuentro- y cedió el balón a Benzema para meter el 1-0.  Fue una gran noticia para un Real que empezó a gustarse, y que pudo hacer el segundo con un testarazo arriba de Gareth Bale.

No obstante, y cuando el encuentro parecía controlado, el Athletic empató tras una gran jugada de Lekue. El joven jugador bilbaino sorteó a Benzema y a Marcelo con una facilidad insultante, hasta meterse en el área y ceder el esférico a Eraso, que asistió a su vez a Sabin Merino para empatar el encuentro. Una gran jugada que Valverde alabó en rueda de prensa, y con la que Lekue se desquita de su horrible partido contra el Genk en Europa League del pasado jueves.

Tras el tanto, empezaron los mejores minutos de los visitantes. Un equipo que echó de menos bajas tan importantes como las de Aritz Aduriz, pero que lo suplió con esfuerzo y con un recital táctico de Valverde. Su planteamiento se basó en juntar mucho las líneas para defender y en presionar, dejando poco espacio a un equipo como el Real Madrid, que vive, precisamente, de estos espacios. Una valentía que, sin embargo, se tradujo en un cansancio desmedido en los minutos finales, lo que le costaría el encuentro.

La única crítica al excelente trabajo de Valverde y sus pupilos fue la agresividad de Raúl García. Un futbolista fiero que se transforma en perro de presa cuando juega contra el Real Madrid, y que dejó varias entradas merecedoras de tarjeta, aunque solo fue amonestado por un codazo a Bale.

Pero todo cambió con la entrada del canterano Lucas Vázquez, que abrió el juego por las bandas y revolucionó el encuentro. Con él empezó el asedió blanco, y el campo se inclinó al área de Gorka Iraizoz que, pese a sus reiteradas perdidas de tiempo, no fue amonestado. Cristiano Ronaldo, Bale y Kovacic pudieron marcar, pero les faltó puntería. Por su parte, Williams marró una clara tras una salida en tromba afortunada de los vascos. Un partido loco en sus últimos compases, en lo que todo podía pasar. Y fue Morata el que acertó. Como en el debut en Champions League ante el Sporting de Lisboa, Morata se erigió como el salvador. El gol llegó tras un tiro propio que el guardameta bilbaino atajó en primera instancia, pero que Morata empujó a la red en segunda para establecer el 2-1. Pocas formas mejor de celebrar su vigésimo-cuarto cumpleaños.

Pero de la fiesta se pudo pasar al funeral tan solo un minuto después, si Williams no hubiese fallado su tercera ocasión clara del encuentro. Y todo se debe al citado fallo de Varane, que cedió el balón al ariete vasco cuando pretendía dejarla a Navas. Por suerte para él, la media vaselina del atacante fue detenida por el costarricense. Y ese fue el último susto de un buen Athletic de Bilbao.

Y no se ha nombrado en esta crónica a Cristiano Ronaldo. Su fallo en el mano a mano con el portero en el minuto 93 -sin ceder la pelota a Kross que estaba para empujarla- es un fidedigno espejo de lo que está siendo su temporada: una concatenación tragicómica de fallos cara a gol, siempre acompañado, por supuesto, de una charanga de gestos de cabreo y desesperación. Un Ronaldo que está a años luz de su mejor versión, la cual espera el madridismo con ansia y cierta impaciencia.

Foto:  Real Madrid