Inicio 1ª División Atlético 2-1 Rostov: A octavos en el 93´

Atlético 2-1 Rostov: A octavos en el 93´

Compartir

El Atleti ha conseguido pasar a octavos en un encuentro que se complicó mucho ante el Rostov con dos goles de Griezmann, el último en el minuto 93 cuando el partido ya expiraba. El gol por parte de los rusos lo convirtió Azmoun.

El partido fue un monólogo rojiblanco desde el inicio, el equipo ruso se había plantado en la capital de España a puntuar, un equipo muy ordenado atrás, muy trabajado tácticamente, que hacía las basculaciones rápido y se replegaban como una falange griega en torno a su portería. Aunque en los primeros tanteos del partido si que lograron inquietar a Oblak desde la frontal con disparos sobre todo de Noboa, rechaces que provenían de buenos pases en largo de Cesar Navas ( gran central el Madrileño) que se convirtieron en el único recurso de los rusos en todo el encuentro. La primera ocasión clara para los rojiblancos llegó en el 17: una contra llevada por Griezmann que deleitó al público con dos caños, uno a cada uno de los dos defensas que le salieron al paso, le regaló un gran pase al hueco a Carrasco que se había desmarcado bien pero su disparo fue rechazado por la defensa a corner.sN38NoZxfZ__34I9452.jpg

El Atleti se volcaba por la izquierda con un incombustible Filipe (acabó el encuentro de volante, ofreciéndose por dentro) que intentaba penetrar la férrea defensa rusa insistente pero sin éxito. El primer gol del partido iba a llegar en el 27: balón frontal que manda Carrasco al área, Cesar Navas no acierta a despejar y peina el balón hacia la posición de Griezmann, este en un genial escorzo acrobático a medio camino entre la tijera y la magia consigue empalar el balón hacia la escuadra derecha de la portería de Dzhanáyev.

Cuando el Calderón estaba festejando aún el gol del «principito», dos minutos después, empató el Rostov en un error defensivo del Atleti, en una jugada en la que con un simple pase rompieron la barrera de presión atlética en la medular, nadie cubrió el hueco de Filipe y finalmente los centrales no se entendieron para dejar a Azmoun solo para que batiera a Oblak con tranquilidad. El gol volvió a dejar el partido incomodo al Atleti que necesitaba acelerar la velocidad del balón en 3/4 de campo contrario. Lo empezó a conseguir casi al final de la primera parte cuando ya el Rostov cedió totalmente la pelota al equipo del Cholo, que no encontraba la manera de materializar los corners que se sucedían. Dos ocasiones más tuvo el Atleti antes de finalizar la primera mitad: la primera de Torres que quiso hacer «el gol de Cruyff» después de un buen centro de Vrsaljko y la segunda de Filipe después de un pim-pam-pum de tiros a puerta de diferentes jugadores del Atleti, finalmente el brasileño disparó pero la defensa logró rechazar.

En la segunda parte el guión del partido empezó igual, el Rostov bien armado atrás y el Atleti intentando filtrar pases, el Cholo movió el banquillo, quito a Saúl que jugó un discreto partido y metió más pólvora con Gameiro, el delantero francés se escoraba mucho en las bandas intentando abrir el campo, Torres se incrustaba entre los dos centrales intentando apuntalarlos en la media luna del área pero los rusos aguantaban estoicos los ataques rojiblancos. No encontraban los espacios los colchoneros y el equipo se empezó a partir, tenían el balón pero en el centro del campo no aparecía quien le diera velocidad. Nadie se metía entre líneas.

Lo intentaron con centros desde las bandas, aunque muy a destiempo y muy largos. El balón se paseaba por el área de los rusos y estos lograban despejar todos los balones gracias a la altura de sus centrales. Estos despejes los recogían los jugadores del Atleti, que con tímidos disparos desde fuera del área no inquietaban al portero del Rostov. Los rusos perdían tiempo en cuanto podían. Vrsaljko tuvo una buena ocasión en el 90 cuando pegó un zapatazo desde fuera del área que salió lamiendo el poste derecho del cancerbero ruso.

Cuando la resignación ante el empate ya se veía en los aficionados colchoneros, sobre la bocina en el 93 apareció Griezmann para atar los octavos de final: balón que cuelga Godín a la desesperada, se la traga un defensa que peina hacia atrás anulando la posición de fuera de juego del francés y este logra empalar el balón con el empeine de su zurda a la escuadra izquierda de la portería rusa. Después de unos minutos de incertidumbre y tras consultarlo con su linier el arbitro concedió el tanto. Ya saben, no celebren nunca un tanto sin mirar antes al colegiado si son colchoneros. Que lleguen los octavos.