El galés Gareth Bale fue in ciclón imparable para un ordenado, pero también duro, Leganés. Los dos goles del extremo antes del descanso pusieron el partido cuesta arriba para un equipo visitante que, durante los primeros 40 minutos, aguantó al líder sin despeinarse. Álvaro Morata volvió a marcar en la Liga Santander para establecer el 3-0 definitivo.
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Los creyentes madrileños tenían una difícil disyuntiva esta fría mañana de domingo. Acudir a la santa misa, como cualquier domingo, o bien visitar el Santiago Bernabeu para ser testigos de excepción del primer derby en Primera División entre el Real Madrid y el Club Deportivo Leganés. Lo cierto es que, aunque no se llenó, más de 70.000 fieles se dieron cita en el coliseo blanco a las 12:00 del mediodia, un horario establecido para satisfacer el gusto de un mercado tan pujante en lo económico, actualmente, como es el asiático. Lo oriental, por tanto, imperando sobre el catolicismo.
Pero si de algo se está haciendo creyente la parroquia blanca este curso es de Gareth Bale. En una triste primera parte del cuadro local, el galés fue el más incisivo, el absoluto generador de peligro ante el espesor mañanero de la mente de los centrocampistas blancos. Y, por supuesto, marcó los dos tantos. El primero de ellos llegó en la primera gran ocasión del encuentro, pasado el minuto 37. Isco filtró un gran pase entre la ovillada maraña tejida por la organizada estructura visitante, dejando solo a Bale frente a Serantes, a quien dribló para empujar el primero. El conjunto pepinero veía como todo sus positivos esfuerzos de contención se iban al traste tras un gran pase del malagueño y una buena definición del expreso galés. Una brillante manera de celebrar su renovación.
La ventaja se agrandó siete minutos después. En la última jugada del primer tiempo, una falta lateral botada por Kross, le caería a Bale dentro del área, para que el jugador pusiese la punta y batiese, de nuevo, a Serantes. Esta desafortunada acción para el Leganés fue, como reconoció su técnico Asier Garitano en rueda de prensa, la jugada que mató el ánimo de los visitantes.
No obstante, los goles blancos no fueron lo único destacable de esta primera mitad. El partido fue absolutamente bronco. El CD Leganés cometió infinidad de faltas, poco castigadas con tarjetas, y el público se enfadó. Para más inri, cuando Bale yacía en el suelo fruto de una clara entrada visitante, Szymanovski pudo anotar el empate, lo que hizo al respetable clamar. Y con este panorama, el colegiado, Mateu Lahoz, parecía permitir a los visitantes más de lo debido. Y es que, con este colegiado nunca se sabe: es más fácil conseguir formar Gobierno en España que Lahoz pite una falta.
La segunda parte fue también dura pero, a diferencia del primer acto, el árbitro si mostró tarjetas con más facilidad. Machís, Insua, Mantovani, Bustinza, Omar Ramos, Martín y Víctor Díaz se fueron con premio a casa. Quien también pudo llevarse un galardón en forma de hattrick fue el multicitado Gareth Bale nada más empezar esta segunda contienda, pero Serantes realizó dos grandes paradas consecutivas al galés.
Y la mejor noticia para el Real Madrid llegó en el 52. Luka Modric saltó a calentar, lo que generó una cerrada ovación del Bernabeu. Fue el momento más animoso de la grada blanca, que fue superada durante el encuentro por la animosa hinchada visitante, que no paró de cantar en todo el partido. La afición pepinera, como reconoce su entrenador, es importantísima en el devenir del CD Leganés en la presente temporada.
De hecho, la marea visitante estuvo a punto de cantar un gol. Fue en el minuto 71, cuando una cabalgada de Szymanovski obligó a Navas a realizar un bello vuelo sin motor y despejar el esférico. Fue la más clara de un Leganés que se mostró paupérrimo en ataque. Los jugadores de Garitano no supieron aprovechar la debilidad defensiva del actual Campeón de Europa, que suele encajar gol en casi todos sus encuentros.
Y antes de acabar faltaba el gol de Morata. El canterano blanco recibió patadas en todas las partes de su cuerpo, que tiene que haber acabado maltrecho. Por tanto, la trinchera en la particular guerra que vivió fue su gol, que llegó tras un gran pase de Kross y una buena maniobra propia, con la que se zafó de dos defensas, para batir a Serantes. Era el definitivo 3-0. Zidane, que lo cambiaría por Lucas Vázquez, reconoció el trabajo del madrileño, que lleva anotando tres jornadas ligueras consecutivas.
Y poco más depararía el encuentro. Si acaso, antes las reiteradas infracciones de los de Garitano, quedaba por ver si alguno de los lanzadores blancos acertaría a poner el cuarto en el marcador. Primero lo intentó Bale, con un disparo que se fue a córner. Luego sería James, que sería el que más cerca se quedó de batir al portero visitante. Y, por último, Cristiano Ronaldo, que mandó su lanzamiento de falta a Leganés.
Por tanto, la mejor lectura que puede sacar el Real es que continúa líder y que recupera a su verdadero eje en el medio, como es el imprescindible Luka Modric. También es bueno saber que Bale continúa construyendo su imperio (que amenaza por destronar al de CR), y que Morata sigue con el olfato intacto. Además, Varane y Nacho cuajaron un buen partido en la defensa. Ronaldo, aunque más activo que en pasados encuentros como local, vuelve a irse sin marcar (no lo hace desde el partido ante Osasuna) y dando una sensación preocupante de desesperación. El Leganés se marcha de su primera visita liguera al Bernabeu con una derrota no demasiada dolorosa, pero con la sensación de no haber aprovechado sus recursos, pues además de generar muy poco peligro, ofrecieron un fútbol demasiado tosco.
Real Madrid 3 – Leganés 0
Bale (37′)
Bale (45′)
Morata (77′)
MVP: Gareth Bale
Colegiado: Mateu Lahoz (Mal)
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