Inicio Opinión Antonio Oliver La Federación de Peñas del Real Jaén impone la cordura

La Federación de Peñas del Real Jaén impone la cordura

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El tiempo ha pasado y cada minuto perdido va a ser recordado como algo muy valioso. El Real Jaén, otra vez, se convierte en escenario de reyertas personales, intereses oscuros y sobervias desmedidas.

En nombre del Real Jaén se han cometido errores, equivocaciones y desmanes incalificables. El equipo, la entidad, el escudo y la memoria de un club viejo y curtido en los mejores campos de España, se usa en vano. Nadie, en realidad, parece pensar que lo importante, al lado de las soluciones económicas, sociales y políticas, es que el equipo deportivamente siga vivo. De nada va a servir un acuerdo con Hacienda si el equipo se va a tercera. La situación es crítica porque, durante muchas semanas, se ha estado más pendiente de todo lo extradeportivo y solo se ha acudido al campo a reprochar los errores deportivos.

El jugador es humano y no puede abstraerse del circo que lo rodea, de un sueldo que no llega, de una empresa que peligra ni de una afición que solo quiere verles ganar sin entender lo qué les pasa, como personas que son, por el corazón y por la cabeza. Afortunadamente alguien ha impuesto la cordura. La Federación de Peñas ha emitido un comunicado llamando a la razón y a lo verdaderamente importante: la únión del equipo y sus incondicionales. El que no quiera animar, al que no le guste el fútbol de Segunda B, el que quiera pasar cuentas atrasadas, el que no acuda al campo a ser «uno» con el equipo, que no esté en el campo y que espere a ver qué pasa con Hacienda, el Ayuntamiento y el Consejo de Administración.

La nota de las Peñas representa, así lo veo desde la distancia, un soplo de esperanza para todos. Los jugadores deben sentir el apoyo de su gente, la importancia del escudo y el valor de cada gota de sudor que derramen por este club. Tienen que recuperar la autoestima y ser capaces de hacer lo que ya han hecho en otros partidos. Son jugadores con la capacidad sobrada para salvar del descenso al Real Jaén. La reacción tiene que nacer en el vestuario, por convencimiento, y llegar a la grada para que allí se produzca un movimiento de fe y de cariño hacia los jugadores y la entidad. Es el momento, y las Peñas lo han visto con claridad, de cerrar filas y de mirar el horizonte de la salvación como único objetivo: salvar en el campo al Real Jaén. Salvarlo en otras partes no está en manos ni de los jugadores ni de la afición. Que cada palo aguante su vela y responda de sus actos en otros terrenos. Felicidades a las Peñas. Alguien tenía que hacerlo.