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Real Jaén: sin vida no hay esperanza

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La reconversión del Real Jaén va a ser más lenta de lo esperado. Ya ha habido relevo pero, en realidad, hasta mayo “no habrá cambio de sayo”. El nuevo dueño de la entidad, Tomás Membrado, está pero aún con los movimientos limitados. Desde que llegó al acuerdo con Juan Miguel Hitos ha dado pasos de reconocimiento y ha proyectado la imagen virtual de su plan. Repasa la lista de personas que han tenido, de cerca o de lejos, relación con la actual situación del club y se ha puesto a escuchar. Reuniones de todo tipo, unas más públicas que otras y cada una de ellas con una impresión diferente.

Membrado está en las normales maniobras de aproximación. Visto desde fuera, parece que desea tener un conocimiento perfecto de la realidad social, económica, financiera y deportiva de su nueva empresa. Hasta ahí todo parece lógico y, seguramente lo es, sin embargo los pasos que se puedan dar con más celeridad debieran darse. Se viene de un periodo en el que el club se ha movido muy poco o demasiado lentamente. La percepción desde el exterior, si los plazos se alargan, puede ser de duda y contra eso debería luchar el nuevo equipo que va a dirigir la entidad. La paciencia está ya muy exprimida. De eso Membrado no tiene culpa, pero es la herencia y con eso debe lidiar. Tiene en sus manos un pedazo de historia de la ciudad que le ha llegado con un primer diagnóstico muy claro: se necesita oxigeno para vivir. Si tarda, todos los pasos dados no habrán servido. Se trata de elegir bien y discriminar con acierto a la hora de actuar.

La reunión con los jugadores fue breve y clara. No hay camino para acercar ingresos a la tesorería, porque las cuentas están embargadas. Eso ya se sabía. Suponemos que en el tono empleado por el nuevo presidente, habría algún guiño de tranquilidad y esperanza porque, lo hemos comentado muchas veces, todo depende del futuro deportivo de la entidad. Si los jugadores, que no estaban llamados a luchar por el descenso, se ven superados por las circunstancias económicas y el desaliento de la cruda realidad, el Real Jaén puede tener un futuro complicado.

El problema no tiene fácil solución y, eso es seguro, no se va a pagar ahora como se pagó la última vez. En cualquier caso deben poner a funcionar la imaginación o los caminos legales necesarios, para que los jugadores vayan a la guerra de los últimos partidos con la cabeza puesta, solo, en la obligación de ganar y mantener al equipo.

Tomás Membrado es un empresario pero, supongo que ya lo habrá notado, un equipo de fútbol no es una empresa común y eso obliga a equilibrios muy especiales y a movimientos que pueden ser urgentes y escapar al análisis concienzudo de un Consejo de Administración. El fútbol no es un lugar para las locuras, aunque muchos las hayan hecho en beneficio propio, pero tampoco es un espacio del que se pueda desterrar total mente el corazón. Los Consejos son dueños de las acciones pero, así es esto, las escrituras todavía están en manos  de la gente.

Sin prisa, pero no debe haber pausa, para poner en marcha medidas que devuelvan la fe. Ahora todo pasa por el vestuario. La nueva propiedad centrar ahí sus esfuerzos y ahí está obligada la afición a poner todo su ánimo. Tiempo habrá de otras cosas pero sin vida, no hay esperanza.