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Emelec, el Atleti de Ecuador

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Llego al barrio de Ciudad Lineal, en Madrid, y lo primero que escucho son palabras de agradecimiento. Anoche se jugó el Clásico, y Pedro Luis respira aliviado por no haberle citado a primera hora de la mañana, ya que la fiesta que se pegó fue de esas que uno lamenta al día siguiente. No, no hablamos del Madrid-Barça, sino del Clásico de los Astilleros, en Ecuador, un partido entre Emelec y el Barcelona Sporting Club que comparte muchas cosas con ‘nuestro’ Clásico, pero que en el fondo son muy diferentes:

“Nosotros calentamos el partido con la jodedera al rival. Además, aquí vas al Bernabéu y el aficionado parece que está en el cine o en la ópera. Eso no es alentar a tu equipo. No sienten esa pasión. No son hinchas”.

Pedro Luis Zambrano Arévalo llegó a España hace 15 años. No por necesidad de cruzar el charco en busca de una mejor oportunidad, sino por amor, esa fuerza capaz de lo imposible. Cinco años más tarde, en 2007, fundó junto a varios amigos el grupo ‘Boca del Pozo Madrid, azules sin fronteras’. La Cibeles, la Puerta de Alcalá, el Oso y el Madroño, las Torres KIO, el Pirulí y las Cuatro Torres adornan el escudo de la barra más internacional de Ecuador. La más fiel, la que siempre alienta, la que nunca abandona.

Es por eso que Emelec, si guarda similitud con alguno de los equipos de nuestra Liga, es con el Atlético de Madrid. Raza, pasión, aliento, sentimiento… Pedro Luis define así a un equipo muy poco conocido por los aficionados menos frikis, pero que es un icono en Ecuador, y desde hace diez años también en este barrio al este de Madrid:

Ser emeleccista es algo que no es fácil de explicar

Hay que ser emeleccista para entenderlo

Emelec es alegría, emoción, euforia, motivación

Emelec es entusiasmo permanente, frenético, contagiante

Emelec es sentimiento puro, inconfundible, desbordante

Emelec es pasión innata, incontenible, indescriptible

Emelec es Emelec

Pero Emelec no es una barra cualquiera. La gran mayoría de aficionados relacionamos las barras con la violencia desmedida, o con las censurables batallas entre aficiones. Pero la Boca del Pozo, la de Emelec, por suerte para los que vivimos el fútbol sin intrusismos, es una barra familiar, a la que puede ir la madre, el padre, el niño y el abuelo, que grita tanto o más que el grupo más radical, y que se deja el alma por su equipo, en las duras y en las maduras. “Aquí no pitaríamos a Cristiano Ronaldo”, me cuenta Pedro Luis, convencido de que un “dale, échale huevos” a tiempo es todo lo que cualquier jugador necesita.

No es de extrañar que la Boca del Pozo de Madrid, pese a encontrarse a más de 9.000 kilómetros de distancia del Estadio George Capwell, casa del Bombillo, viva cada encuentro de Emelec con más fervor todavía que si se encontraran en pleno Guayaquil. El grupo, que ronda los 100 miembros, se reúne en el Nuvo Disco Bar, a pocos minutos del metro de Ciudad Lineal.

Allí, los miembros de la Boca del Pozo Madrid (los que pueden) no solo combaten en ocasiones la diferencia horaria, sino que coquetean con su puesto de trabajo por ver a su Emelec. Y es que, como dijo el propio Rafael Márquez, ex jugador del FC Barcelona, hay pocas aficiones en todo el mundo como la de Emelec. Por eso, si Pedro Luis pudiera elegir a un equipo de la Liga española para jugar contra Emelec, también sería el Atlético de Madrid. La razón es muy simple: “Exceptuando al Real Madrid, que es el más grande, me quedaría con el Atlético por el bonito duelo de hinchadas”. De hecho, uno de los momentos más especiales de la Boca del Pozo fue la disputa del Clásico de los Astilleros en el Vicente Calderón en el año 2014.

Emelec, con 13 campeonatos nacionales, es uno de los equipos referencia en Ecuador. Pero, ¿cómo de competitivo sería el Bombillo en la Liga española? Pedro Luis cree que con la plantilla actual, Emelec no tendría problema para luchar por Europa cada temporada, aunque reconoce que equipos como el Atlético de Madrid o el Sevilla le vendrían un poco grandes.

Precisamente, cuando Jorge Sampaoli militó en el banquillo de Emelec en el año 2010, el equipo fue nombrado por el Instituto Internacional de Historia y Estadística del Fútbol como el mejor equipo del mundo en el mes de junio, algo que ningún equipo ecuatoriano había logrado antes. 30 días en los que Emelec fue considerado el mejor equipo del planeta. Un curioso galardón que los emeleccistas recuerdan con cariño.

Aunque, si Pedro Luis tuviera que escoger su mejor momento como aficionado de Emelec, prefiere narrarme sus tres grandes alegrías: la inauguración del estadio del Barcelona Sporting (un campo que Emelec ‘bautizó’ con un 1-0); la mayor goleada en la historia del Clásico de los Astilleros (el 6-0 de Emelec a Barcelona en el año 90); y el bicampeonato del año 2014 que llegó tras golear también al Barcelona Sporting por 3-0.

Tres momentos con los que intento comprender un poco mejor la historia de un club y de una afición como pocas. Aun así, me marcho con la sensación de haber leído tan solo el prólogo de Emelec, ya que al despedirme, Pedro Luis me recuerda que “hay que ser emeleccista para saber que se siente”.