Inicio 1ª División Festival blanco para acariciar la Liga (4-1)

Festival blanco para acariciar la Liga (4-1)

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No hay época más feliz para la grada blanca que la primavera. Es esta estación la que más entusiasma al equipo y su afición. Históricamente, pasado el equinoccio, es el momento en que el Real Madrid se reconcilia con los títulos, las Champions League llegan a la vitrinas y se empiezan a acumular Ligas a las que hay que buscar estanterías. En el presente año, la primavera parece florecer en Concha Espina con un mayor verdad y luminosidad: los de Zidane encaran la recta final y acarician la gloria en dos competiciones.

Las diosas que pintó Boticelli en su «Alegoría de la Primavera» podrían ser los once jugadores blancos sobre el césped del Bernabéu. Ganaron con contundencia al Sevilla FC, y desplegaron una alegría y un jolgorio sobre el tapete que demuestra que llegan a la recta final muy descansados y con un gran madurez: mérito de Zidane. Y es que, el entrenador ha silenciado a los que los tildan de «suertudo» con una gestión del vestuario impoluta. Entre sus éxitos más evidentes están el hecho de haber sabido rotar a la plantilla con eficiencia, la implicación total de la plantilla y, especialmente, el conseguir que Cristiano Ronaldo vuelva a ser el puntal decisivo que otrora fue. La importancia del luso es, incluso, mayor al llegar al «rush» final en plena forma.

El más listo del lugar fue Nacho. El Sevilla no pidió barrera en una falta peligrosa sobre Asensio, y el canterano, en un ejemplo de pillería que recordó a las aventuras del Lazarillo, transformó el primero. Poco tardó Ronaldo en ampliar la ventaja al empujar la pelota a la red en una gran jugada colectiva. Todo era felicidad en la capital. Raúl y Roberto Carlos charlaban joviales en el descanso, y los fans se tomaban «selfies» en el último partido de la temporada. Llegó el susto de Jovetic, que se ha especializado en marcarle al Madrid, pero Ronaldo, tras una gran jugada del estupendo Nacho -sobresaliente- puso el tercero con un escorzo sutil. Solo faltaba el lienzo de Van Gogh, y fue Kroos el encargado de dibujar los girasoles en el cuarto de la tarde.

El 4-1 definitivo pudo ser aún mayor, pues como los felices protagonistas de «Banda Aparte» corriendo por el Louvre, los jugadores del Madrid se lanzaron en tromba al ataque en un claro festejo del trabajo bien hecho. Todo acabó así, y si se consiguen cuatro puntos en los partidos en Vigo y Málaga, los blancos ganarán su trigésimo-tercera Liga. Zidane consiguió, incluso, que algo tan triste como son las despedidas, en el Bernabéu se transformen en sonrisas de felicidad. Al salir, sonaba el himno del club, pero bien podría haberlo hecho la primera de las cuatro estaciones de Vivaldi.

 

Fotografía de portada: Gerard Julien/AFP