Inicio 1ª División Apuestas ilegales o cómo se mata el fútbol

Apuestas ilegales o cómo se mata el fútbol

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La Tercera División, para la provincia de Jaén, va a ser cómo un campeonato doméstico. El Grupo IX es un espacio de cruces apasionantes  que, dejando a un lado el trauma que para los tres descendidos ha supuesto el golpe, van a suponer una fiesta permanente.

El fútbol, una vez que el balón comienza a rodar, siempre reparte emociones y eso, ganando o perdiendo, supone una explosión de pasiones positivas que se despliegan en campos de fútbol, centros de trabajo, bares y corros de tertulia. La vida corre muy pareja al balón. Jaén es una tierra vertebrada por este deporte y, desde una punta a otra, siempre ha habido equipos de fútbol que nos han relacionado y han servido para escribir un relato común, un relato de fútbol, en el que todos tenemos alguna historia que contar.

La fiesta está servida y las sensaciones van a ser muy especiales. Sin embargo, ahora que el fútbol nacional se ha visto sacudido por la detención de Ángel María Villar y que la RFEF está en el punto de mira de la justicia, no conviene dejar pasar el momento para realizar una reflexión severa. La LFP se ha puesto al frente de esta lucha y Tebas, al que se puede criticar por otras cosas, ha dado un grito de guerra que no ha terminado con esto pero que ha servido para que se visualice.

El fútbol  es un hervidero de apuestas ilegales. En el fútbol provincial existe un ruido permanente y las denuncias “de puertas para adentro” se han hecho. De ahí no se ha pasado y conozco relatos descarnados de jugadores, técnicos y directivos que se han tenido que tragar burlas descomunales. He visto como, ante las narices de gente que se ha dejado la piel en el campo, un partido se ha ido por el sumidero de las apuestas, sin que nadie haya podido hacer nada. Es durísimo y muy desesperanzador. Todos sabemos que este peligro está ahí, que en cualquier competición se corre el riesgo del juego sucio y que saberlo no evita sus consecuencias. Habría que apelar a la sensatez y al buen criterio de todos para que el trabajo de muchos no sea mal utilizado por unos cuantos. Apelar a la sensatez y, al mismo tiempo, establecer todos los controles posibles en una labor colegiada.

La limpieza de la competición está en manos de todos. Jugadores, entrenadores, directivos, incluso aficionados, deben trabajar para frenar cualquier intento, si llega a producirse, de enturbiar la competición. Partimos de la base de que todos los agentes relacionados con el fútbol, son agentes comprometidos con los fundamentos deportivos. A partir de ahí sería bueno que todos fueran vigilantes y que no permitieran que las conductas torcidas, si se ven o se intuyen, puedan condicionar un resultado.

Ganar, empatar o perder debe ser, siempre, consecuencia de la calidad, la suerte; los aciertos o los errores, jamás, de acciones u omisiones dentro o cerca de un terreno de juego. Supongo que habrá entrenadores, directores deportivos, jugadores, presidentes, utileros…incluso aficionados, que al leer esto, se les escape la imaginación y establezcan relaciones, remuevan antiguos recuerdos o se paren a ligar “casualidades”. No sería raro. Por desgracia, en algunos campos de nuestra provincia ha habido, por lo menos, sospechas de cosas que han pasado y “luego no han sido”.

Sea como fuere, lo mejor es poner proa hacia espacios positivos pero, no por ello, dejar de vigilar con atención. Todos deben estar atentos. Cuesta mucho trabajo entrenar en pleno invierno, compaginar trabajo y fútbol. Es duro para directivas humildes sacar adelante los presupuestos. Los entrenadores ponen sus conocimientos a favor de un objetivo y ahí se juegan también su prestigio. Las aficiones sufren o se alegran con sus equipos.  

Hay mucho esfuerzo repartido y diario, para dejar que se caiga en la tentación de usarlo en beneficio propio y sucio. El fútbol es, de suyo, un deporte noble. No permitan que nadie lo embarre ni lo convierta en juguete para lucro de unos cuantos. El fútbol tiene que ser la fiesta de todos pero si, esos cuantos lo secuestran,  la fiesta es suya y es sucia. Sería una pena. Cada uno sabe lo que tiene que hacer. Hagámoslo.  No contra nadie, a favor del fútbol.