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Santi Rodríguez: regate y pase

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Las personas tienen la altura de lo que importan. Que te quiera tu familia, a veces ya es un éxito, pero es lo normal. Que te quieran los amigos, es la consecuencia de haber sido fiel a la amistad. Hay un cielo que no todos tocan. Es el cielo que persigue el artista. Un cielo en el que te quiere la gente, que solo te ha visto en un escenario y que ha sido tocada por tu capacidad de llegar al corazón y generar una alegría. Dar alegría y sacar una sonrisa, únicamente está al alcance de personas como Santi Rodríguez. Artista.

Santi nació en Málaga y es de Jaén. No tiene vuelta de hoja. Lo mejor, de todas formas, es que tiene un corazón poliédrico. Donde va lo quieren y allí donde llega es capaz de querer. Sin tasa. A corazón abierto. Reparte lo que tiene a manos llenas y el cariño, como la gracia, le viene de serie y le sobra.

Él es del Real Jaén y del Jaén Paraíso Interior por sentido de afecto, por roce estrecho, por jienense. Del Atlético de Madrid, porque lo que dicta el corazón, ni se cambia ni se corrige, ni se discute. Se vive. Lleva siempre los colores de sus equipos y el del fútbol, con orgullo y con un mensaje: fútbol es alegría y solidaridad. Él predica con el ejemplo.

Santi ha sufrido una entrada en falta. Su cuerpo, que ya estaba de vacaciones, ha aprovechado para quejarse. Es humano. Todos queremos más. El corazón de Santi Rodríguez es una herramienta tan ejercitada, tan musculada por su trabajo en favor de todos, que esa cosa que viene a dañarnos por ahí, por el corazón: el infarto. En su caso, ha topado con muro hecho de acero solidario y se ha ido a buscar otro flanco, el del bazo. “Infarto de bazo”. Esfuerzo inútil. No han podido con él. Santi al corte e inicia jugada.

Está claro que Santi es singular, también para esto. Ya está mejor y todos más tranquilos. Tras el corte, regate y pase en profundidad para seguir la jugada. Sigue el partido, sigue la vida y Santi va a seguir pintando de esperanza el horizonte de mucha gente lo necesita. Un beso amigo. Seguimos…