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Villacarrillo, el sueño celeste entre «Gigantes»

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Diego J. González.-   Sólo 100 kilómetros separan Villanueva de los Infantes –El lugar de La Mancha– de Villacarrillo. Esa es la distancia que el ingenioso Don Quijote recorrerá siglos después para emprender una nueva aventura, cruzando Sierra Morena y tiñéndose de celeste: la aventura de la permanencia del Villacarrillo CF en la temporada 2017-2018 de Tercera División.

Ingenio, de eso trata el asunto. El de la directiva del Villacarrillo CF para captar socios apelando al hidalgo manchego, entre molinos de viento estampados con los escudos de los rivales más grandes a los que tendrá que medirse el club campiñés.

Ingenio y también delirio quijotesco. Porque ¿acaso no lo es que el club de la localidad menos poblada de cuantas integran el grupo IX, con una idiosincrasia reacia al desafío, sin tejido empresarial y aislada geográficamente pueda competir contra tal cantidad de gigantes de capitales de provincia y/o de contrastada tradición futbolera?

Lo es, sin duda. Pero Villacarrillo vive desde hace una década un órdago futbolístico perenne, escalando categorías y doblegando rivales de variopinta alcurnia, desde Regional hasta Tercera con el eslogan El sueño continúa como bandera. Si lo más difícil no es llegar, sino mantenerse, llegar, mantenerse, caer, volver y mantenerse de nuevo ha de ser el paroxismo de la perseverancia. Debería leerse más al Villacarrillo CF y menos a Paulo Coelho.

El tándem Ruano-Peralta ha sido el elegido para dirigir la parcela deportiva. Tras la marcha al Real Jaén de la columna vertebral del conjunto que ascendió el curso pasado, la entidad presidida por Francisco Martínez se ha visto obligada a hacer encaje de bolillos para confeccionar una plantilla de garantías; pasar a Tercera  es como pasar del instituto a la universidad: ya no vale con estudiar el día de antes.

Tal ha sido el desfase entre oferta y demanda en el mercado provincial que hasta han tenido que buscarse refuerzos más allá de nuestras fronteras autonómicas. Valientes que recorrerán kilómetros por la peor carretera nacional del país (o el mejor camino agrícola, según se mire y disfrute) para defender la elástica celeste. Así, sólo seis jugadores perduran del plantel del ascenso, con el capitán Niza y el eterno Miguel a la cabeza. Todas las líneas han sido remozadas, comenzando por la portería, donde han llegado los espigados Alberto y Pepelu; en defensa, oficio en los laterales con Rubio e Isaac y contundencia en el eje con Abraham y Enrique; en la medular, el empaque de Sabaca y Godino o el toque de Soto; y en ataque, la fantasía de Isidoro, la juventud de Pocho y Juanjo y la vuelta del campiñés Cuevas.

¿Funcionará el juego asociativo que caracteriza a Ruano sazonado con la garra made in Peralta? ¿Suficiente como para resistir en este grupo IX, donde la mitad de las escuadras son potencialmente de play-off? Ya lo sabremos. De momento, la única certeza es que un caballero celeste se batirá en armas frente a todo gigante que se interponga en su camino. Sueño, delirio. Vale.