Inicio Opinión Antonio Oliver Julen y la joven orquesta de España

Julen y la joven orquesta de España

Compartir

Las cosas no ocurren por casualidad. Ni en el fútbol ni en la vida. Puede parecerlo, pero no es así. Hay un histórico. La eclosión de Isco no es ni flor de Lopetegui ni golpe de chistera. Isco y Lopetegui vienen, con muchos, y desde atrás. Una vez hecho el relevo, el relevo lógico y natural, en el banquillo de España se inició lo que vimos en el Bernabéu y lo que, presumiblemente, veremos en adelante: «Julen y la joven orquesta de España»

España, como ganadora, no ha cumplido ciclo: “Solo se estaba cambiado de ropa”. Había muchas opiniones que daban por clausurado “el ciclo de las luces”. Fue “un punto y seguimos”. La razón está a la vista y creo que escapa a pocos. Mientras Casillas, andaba ocupado levantando las Eurocopas y el Mundial, por detrás se estaba cociendo mucho de lo que vimos contra Italia. Lo mejor es que todavía no lo hemos visto todo. Se estaba haciendo la España joven y experta en cuyas manos está el crédito internacional de nuestro fútbol. Se cocinaba a fuego lento, ganando títulos y también perdiendo finales. Buscando el punto exacto de sal y calor. Lo estaba haciendo, entre otros, Julen Lopetegui.

Esa es la razón por la que no salía de mi asombro cuando, en la baraja de seleccionadores posibles, no aparecía su nombre. Al final Villar, en un acierto indudable, hizo lo más lógico y aplicó el sentido común. Contra todos los cálculos realizados: Lopetegui.

A partir de ahí se empezó a poner en valor y a obtener rendimiento de todo lo trabajado tiempo atrás en los cimientos futuros, mientras lo demás circulaba felizmente por la nubes. España, Italia ya lo sabe muy bien, ha venido para seguir tocando y tocando pero con unos aliños que hacen su fútbol más delicioso para los propios y casi prohibitivo para los extraños. Pase, toque, desborde, contras, seguridad defensiva y goles de todas las marcas. Esa es la Selección que está llegando. Le falta el toque final, pero mientras se acerca a la mesa del Mundial, lo que sí podemos decir, es que huele a gloria.