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La insoportable levedad de Bale

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Venimos de los pitos a Benzema, de la incomprensión hacia un delantero que, si ha tenido tiempos malos, ahora no es el caso. Benzema hará su defensa en el campo. Ese tema tiene poco recorrido.  Dejando al francés a un lado, nos topamos con la crucifixión deportiva de Bale. El galés no puede quitarse ni la mochila de lo que costó ni la rémora de sus lesiones ni, ahora, la sobrevenida explosión de Isco y Asensio. Mucha carga para un jugador, para una persona. Sin embargo cada escena tiene su argumento.

Sumar todo lo negativo y hacerlo en el instante en el que Bale se atasca en el sistema y en la falta de confianza, es jugar con cierta ventaja. No se trata de defender a un futbolista, solo de buscar un análisis sin prejuicios. Lo que le pasa a Bale es fútbol y coyuntura. Ha rendido muchos y muy buenos servicios al Real Madrid y solo las lesiones frenaron rachas verdaderamente impresionantes: goles, juego y carácter para acarrear a un equipo que, en esos momentos, echaba de menos el carisma de Cristiano Ronaldo sobre el campo. Él estuvo ahí, cubrió la ausencia del portugués y resolvió, dando confianza y marcando goles. Irrefutable.

Las lesiones, sin embargo le han lastrado y le han señalado como un futbolista intermitente y, en apariencia, frágil. Esto empieza a ser un elemento de duda cuando se analiza al galés. Las realidades físicas de Bale pueden llevarle a otros problemas que, superados los espacios de paradas obligadas por lesión, tengan carácter anímico y de confianza. Las lesiones, en lo físico, se superan pero la curación se produce cuando la cabeza vuelve a dar órdenes en plenitud y sin reservas. Quizás Bale, tirando piedras a su tejado, se lanza a competir con las piernas curadas pero con la mente aún en fase de alerta. Eso en el campo se nota y da argumentos a sus críticos.

El comienzo de temporada ha traído el debate de si Bale llega en condiciones de competir y si su entrenador debiera convertirle en un «fijo discontinuo». Si al final de la pasada temporada su rival era Isco ahora es Asensio el que, según los expertos, amenaza y supera al galés. Ya son dos.

Esto es curioso. Todos parecen ver lo que Zidane ni huele. Todos obligan, desde fuera, al técnico del Real Madrid a sentar a Bale. Da la impresión de que el técnico francés es el único que ni sabe ni entiende. Sin embargo a mí la reiteración de Zidane y su confianza alineado a Bale me pone en alerta y me dice que algo sabrá Zinedine Zidane de esto. No creo que el técnico blanco se levante cada mañana con la expresa intención de hacerse la puñeta y hacérsela al equipo. Me resultaría extraño que, a sabiendas, el entrenador del Real Madrid le cediera una baza a los rivales. Esto va a tener otras explicaciones. Seguro. Lo mismo es que Zidane ve, entrenamiento a entrenamiento, lo que desde casa no vemos los demás. Puede que el entrenador tenga la temporada, y no solo unos partidos, en la cabeza.

Siempre concedo en esto ventaja a los entrenadores. La competición acaba de empezar y el francés debe estar todavía afinando la orquesta. Lo de Bale no es tan simple ni se reduce a sentenciar: Bale está acabado para el Madrid. Razonamiento apresurado y simple, demasiado simple.  Las temporadas de equipos como el Real Madrid son amplísimas y Zidane ha logrado que a su equipo no le vengan ni grandes ni largas.

El Madrid no solo tiene un sistema. Puede que el toque y la elaboración no sea el traje en el que Bale está más cómodo. Él se mueve mejor en la velocidad y los espacios. Creo que hay partidos para todo y situacioes que requieren de todos los argumentos futbolísticos. No hay razón para amarrarse a un sistema y desprenderse de piezas que no encajen ahí. Quizás esa es la razón por la que el técnico blanco ni desespera con Bale ni ha querido oír hablar de su salida. El que la lleva la entiende.

Comprendo que Bale esté sumido en la ansiedad de no verse y en la zozobra de imaginar que le quieren jubilar con prisa. La angustia debe ser fuerte para el jugador y sus detractores manejan ese escenario con ventaja: La insoportable levedad de Bale.