Inicio 1ª División Dembélé y su breve sueño blaugrana

Dembélé y su breve sueño blaugrana

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Eduardo Grenier.- Cuba. El mercado de fichajes transcurrió en Barcelona con más penas que glorias. Decir lo contrario sería infligir en la mentira o el fanatismo. Dos meses de tortuosa espera sumieron en la sima del océano la ilusión de los culés, quienes hundidos en el escepticismo han hecho temblar los cimientos de una directiva huérfana de credibilidad y, además, vilipendiada incluso hasta por sus rivales.

La marcha de Neymar a París fue un puñal clavado casi de improviso. El brasileño abandonó el barco sin dar tiempo a nada. Se fue tras las luces de París, a verse las caras con la majestuosa urbe, como lo hiciera en su día el Eugene de Rastignac a quien dio vida Honoré de Balzac para su gran clásico “Papá Goriot”. La capital francesa atrae a cualquiera, con su torre Eiffel custodiando reluciente la vida cosmopolita y su glamour derramado en el aroma de las calles. Pero el brillo del Balón de Oro cautiva aún más. Al carioca, al parecer, lo encandiló.

Para llenar su vacío –o al menos intentarlo, claro está- creó la directiva barcelonista una lista casi gigantesca de nombres de diversas latitudes y posiciones. Sin embargo, dos de ellos, en la cabecera, asumieron un papel antagonista: Coutinho y Dembelé. Los grandes sueños del Barça. Fichando a ambos, Bartomeu daría un puñetazo sobre la mesa, consiguiendo al menos en la parcela deportiva enmendar el ridículo histórico en que lo dejaron Neymar Jr y su polémico padre.

Cerró el mercado y todos sabemos el final de la historia. #Bartomeudimiteya y #BartomeuDimisión fueron Trending Topic durante días. Al menos a Twitter el negocio le salió redondo. Coutinho seguirá escuchando el “You never walk alone” antes de cada partido en Anfield y Dembelé, la joven perla del Dortmund, se unió al proyecto blaugrana, no sin antes dejar una millonada en las arcas alemanas.

Desde el inicio, el extremo francés suscitó muchísimas sensaciones positivas entre los conocedores del fútbol. Un hombre que le pega con ambas piernas casi de maravillas al balón, raudo, un torbellino por las bandas y con un futuro promisorio por delante. Una bocanada de aire puro para un tridente que hacía semanas había dejado de serlo. Era la necesaria recomposición de un ataque temible.

Así comenzó Ousmane su aventura en Can Barça, opacando por completo la muy cuestionada compra de Paulinho, nada menos que a un club chino. Incluso se permitió algún que otro lujo para provocar el murmullo del estadio en sus primeros toques vestido de azulgrana. Pocos se acordaban ya de Neymar, ahora el talento cantaba la Marsellesa. Messi asumió su nuevo socio. Veredicto dictado.

Así llegó el partido del Coliseum. El aciago verano era casi una trampa del pasado incrustada en la memoria del barcelonismo. Hasta que el maleficio regresó: se lesionó Dembelé. De tres a cuatro meses de baja. Golpe fuerte directo al mentón de Valverde. El txingurri, gran entrenador y excelente gestor de vestuarios, ha corrido con la peor suerte. Igual que Bartomeu. Nada les sale bien.

La pregunta ahora es: ¿cómo enfrentar los escollos del calendario? Deulofeu ha mostrado un nivel bastante cuestionable, mientras Denis Suárez, pese a su buen comienzo, no debe ser un peligro demasiado grave para equipos de primer nivel. Una lástima la lesión del francés. Pierde la liga unos meses de “juego diferente”, de jogo bonito, de talento natural, además de carecer de uno de sus jugadores más mediáticos, con las pérdidas que ello conlleva. Pierde el Barça, además, pólvora de cara a puerta y descaro en la zona de ataque. Pero sobre todo siente frenada la ilusión.

Toca al txingurri buscar soluciones tácticas. Ante el Eibar las encontró. Sin embargo, octubre y noviembre se avecinan como pruebas de fuego. Los culés saldrán airosos. No tengo dudas. Los clubes grandes no andan llorando pérdidas. Enero llegará y Dembelé mostrará sus credenciales. Un poco de paciencia no vendría mal. La película comienza su rodaje y la trama narra la supervivencia del Barça sin su fichaje estrella.