La polémica de la camiseta es un retrato. Somos especialistas en fracturas. Se puede discutir si es fea, si gusta o no. Sin embargo hemos buscado el perfil para el que estamos más entrenados en este momento, el que nos apasiona: la política. Cada uno es muy dueño pero, la verdad, no podemos hacer de cada tela una bandera y dividirnos por eso. Es una camiseta, la camiseta de la Selección y debe unir. Lo que pasa es que en España, en realidad, todo nos importa un bledo. Si no es lo que nos conviene, nada nos conviene.
Por ser la camiseta de la Selección de España debiera, después de discutir si es más o menos vistosa, unirnos a todos. Pues no. Aquí no se respeta nada. Si a mí me parece que es una bandera republicana rompo la baraja, maldigo al autor del diseño, a quién la autorizó y hasta que no hagan una a mi gusto…no juego. España, de toda la vida. Rancia y egoísta. Sectaria e intolerante. Inmadura e indolente. Nada importa si no es lo que me importa a mí. Vale para el fútbol y para la vida nuestra de cada día. Los pequeños detalles llevan dentro las revelaciones más trascendentes. Los anuncios más terribles. Si seguimos buscando el conflicto en todo, ni la pelota nos podrá salvar.
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